La Guardia Civil ha detenido en la localidad de Vecindario, en Gran Canaria, a un hombre acusado de un delito de agresión sexual continuada sobre una menor de edad con la que mantiene un vínculo familiar. Según las investigaciones, los hechos ocurrían en un domicilio del municipio, donde el presunto agresor sometía a la víctima a prácticas que justificaba como relacionadas con las 'energías de las personas'.
La detención, comunicada este miércoles por el instituto armado, se llevó a cabo el pasado 16 de diciembre. Las actuaciones policiales se iniciaron a raíz de la denuncia presentada por la madre de la víctima, quien relató a los agentes los episodios de naturaleza sexual que estaba sufriendo la menor. En dicha denuncia se detallaba cómo el acusado utilizaba la excusa de estos rituales para exigir a la niña que se desnudara, momento en el que realizaba tocamientos y la obligaba a participar en actos sexuales.
Patrón de manipulación psicológica
Tras tener conocimiento de la situación, la Guardia Civil activó un protocolo centrado en la protección integral de la menor y en la verificación de los hechos denunciados. La investigación incluyó la recogida de testimonios y el análisis de diversos indicios, lo que permitió a los agentes reconstruir un patrón de abusos que se había mantenido en el tiempo.
El instituto armado destaca que estas agresiones se sustentaban en estrategias de manipulación psicológica. El detenido utilizaba mecanismos de sometimiento para justificar o normalizar las agresiones bajo el pretexto de los citados rituales energéticos, lo que agrava el daño causado a la víctima tanto en el plano emocional como en su desarrollo personal.
A disposición judicial
Las diligencias instruidas por la Guardia Civil han sido remitidas al Juzgado de Instrucción de Guardia de San Bartolomé de Tirajana, donde el detenido deberá responder por los hechos que se le atribuyen.
Desde la Benemérita recuerdan la especial gravedad de este tipo de delitos, ya que afectan a víctimas en situación de evidente vulnerabilidad y suelen desarrollarse en entornos de confianza, lo que dificulta su detección inmediata.