El mar tiene memoria. Y también la tienen quienes crecieron cerca de él, caminando por su orilla, dejándose envolver por la brisa salada y el sol constante. Para algunos, volver a casa es sinónimo de reencontrarse con esos pequeños rituales que el tiempo convierte en tesoros. Así lo vive Carla Suárez, una de las deportistas más admiradas de Canarias, cada vez que su apretada agenda le permite regresar a la isla que la vio crecer.

No necesita grandes discursos ni campañas promocionales. Su cariño por Gran Canaria se cuela en cada respuesta, cada anécdota, cada recuerdo que comparte. Para ella, volver a casa es sinónimo de familia, comida y, sobre todo, de playa.

Siempre vuelve a Las Canteras

En una entrevista para el blog turístico del Cabildo de Gran Canaria, la extenista compartió lo que más echa de menos cuando está lejos. “La familia y los amigos, el calor y la amabilidad de los grancanarios”, confiesa. Pero hay algo más, casi una necesidad: “Y, por supuesto, un bañito en la Playa de Las Canteras”.

Es la forma en la que Carla Suárez le pone voz a una emoción simple pero profunda: el gusto de sumergirse en el mar de su infancia, en esa playa urbana que considera un verdadero privilegio.

Una infancia junto al mar

La conexión con Las Canteras no es nueva. La tenista recuerda pasar largos ratos en su niñez por la zona de Peña La Vieja, uno de los enclaves más emblemáticos de esta playa capitalina. Pero no todo fueron chapuzones: también rememora con cariño la Plaza de la Feria y los juegos interminables en Santa Ana, persiguiendo palomas como cualquier otra niña grancanaria.

Su vínculo con la isla va más allá de lo deportivo. Es una relación construida a base de recuerdos cotidianos, que le devuelven la calma tras los años intensos en el circuito internacional.

Sus rincones favoritos

Cuando sus amistades le preguntan por Gran Canaria, Carla no duda en presumir de isla. Y, como buena embajadora, también se encarga de recomendar sus sitios favoritos. Entre ellos destaca Tejeda, con sus paisajes de altura y el imponente Roque Nublo, el pueblo de Teror por su tradición y arquitectura, y Artenara, que siempre deja sin aliento a quien lo visita.

En la costa, sus imprescindibles incluyen Agaete, Puerto de Mogán y varias playas del sur como Maspalomas, San Agustín, Amadores o Playa del Inglés. Pero, insiste, “mi preferida es Las Canteras”, porque poder pasear por su orilla con la marea baja es un auténtico regalo.

Gran Canaria, paraíso deportivo

Como deportista, Carla también valora lo que Gran Canaria ofrece a nivel físico y emocional. “Es un privilegio practicar deporte al aire libre casi todos los días del año”, afirma. Al clima excepcional se suma una notable mejora en las infraestructuras deportivas, que hacen de la isla un lugar ideal tanto para el entrenamiento profesional como para la actividad física cotidiana.

Esa posibilidad de salir a correr junto al mar o entrenar bajo el sol sin interrupciones es algo que valora profundamente cada vez que regresa.

Orgullo y promoción natural

Durante sus años en el circuito mundial, Carla ha conversado con decenas de compañeras de distintas nacionalidades. Y siempre, de forma natural, ha hablado de Gran Canaria con orgullo. “A muchas les he dicho que tienen que venir a la isla”, asegura.

Le preguntan por el número de islas, por cómo se conectan entre ellas o cuál es la más bonita. Y aunque la respuesta varía, su cariño no: “Me enorgullece poder llevar el nombre de Gran Canaria y de Canarias por todo el mundo”.