El municipio de Telde vivió este lunes un momento histórico: los barrios de La Solana, Valle Casares, Barranco García Ruiz y Palmital Bajo disponen desde ahora de suministro diario de agua potable, una demanda vecinal que llevaba décadas sin respuesta. El anuncio lo hizo el alcalde, Juan Antonio Peña, durante un acto celebrado a las 18:00 horas en el antiguo colegio de La Solana, ante decenas de vecinos.
Según ha explicado el Ayuntamiento de Telde eb un comunicado, durante años, el agua solo llegaba tres veces por semana, afectando a más de 800 personas. Hoy, esa situación ha cambiado. El agua fluye ya de manera constante por los grifos y no volverá a interrumpirse, tal y como confirmó el propio regidor, acompañado por el concejal de Aguas, Juan Francisco Jiménez, y el gerente de la empresa Aguas de Telde, Luis Rúa-Figueroa.
“Ni en mis años de oposición ni en campaña me atreví a prometer algo tan complejo. Hoy, por fin, podemos decirlo con orgullo: ya tienen agua todos los días de la semana”, declaró Peña.
Desconfianza inicial, emoción final
El acto comenzó con escepticismo. Muchos asistentes llegaron convencidos de que escucharían una promesa más. Sin embargo, lo que recibieron fue la confirmación de un hito histórico: el suministro estaba ya en funcionamiento y no se cortaría más. La noticia fue recibida con emoción, sorpresa y aplausos.
Un logro tras años de lucha vecinal
La intermitencia del servicio de agua fue durante años motivo de protesta ciudadana. Más allá de la incomodidad, suponía un problema de salubridad y dignidad. Además, el restablecimiento periódico del servicio provocaba la entrada de aire en las tuberías, lo que se traducía en facturas abultadas e injustas.
Según explicó el alcalde, el trabajo para revertir esta situación comenzó desde el inicio de su mandato, en junio de 2023, y ha durado más de dos años, ejecutado “en silencio, sin falsas promesas ni anuncios precipitados”.
La clave: un pozo en Santa Brígida
El proyecto tuvo dos líneas principales. La primera consistía en llevar agua desalada desde Salinetas, con una inversión solicitada de 1,4 millones de euros al Cabildo para una nueva línea de desalación y canalización. Sin embargo, esta obra aún está en fase de tramitación. El alcalde recordó que el gobierno anterior también solicitó fondos similares, pero perdió la inversión y no ejecutó los trabajos.
La segunda vía, que finalmente resultó ser la definitiva, fue localizar un pozo funcional en Santa Brígida, analizar su viabilidad técnica y conectar el caudal con los barrios afectados. Tras varias pruebas, estudios sanitarios y arreglos en las canalizaciones, los técnicos confirmaron el pasado miércoles que el agua llegaba con normalidad y en condiciones óptimas.
“Callar y trabajar”
Peña admitió que optó por la prudencia como única vía responsable. “Callar y trabajar en silencio fue la única opción. Imagina que el agua no hubiese llegado: habría quedado como otro político más con promesas vacías. Yo no quería engañar, quería cumplir”, afirmó.
Durante el proceso, el alcalde mantuvo contacto personal con los vecinos, tanto en el Ayuntamiento como por teléfono o en sus propias casas. “Ellos saben que nunca les he ofrecido una promesa que no pudiera cumplir. A pesar de las dificultades, han mantenido la confianza”, añadió.
