El Maspalomas Pride, el evento LGTBIQ+ más emblemático del Archipiélago, atraviesa una de sus etapas más inciertas. A pesar del impacto económico millonario que deja cada año en el sur de Gran Canaria, la organización se plantea recortar días en su próxima edición. La falta de apoyo público y privado obliga a replantear el formato de cara a su 25º aniversario.
“Vamos a morir de éxito”
El presidente de Freedom Asociación LGBT, Fernando Ilarduya, lanza una advertencia cargada de frustración: “Somos una asociación sin ánimo de lucro, pero la gente cree que organizamos esto como si fuéramos una gran empresa. Y no es así. Si no cambia la situación, el 25 aniversario podría durar solo una semana”.
Lo que debería ser una celebración histórica en 2026 —un cuarto de siglo del Maspalomas Pride— está amenazado por la falta de compromiso de instituciones públicas y grandes empresas. Ilarduya no oculta su preocupación: “De éxito también se puede morir”.
Un evento gratuito con un coste de 700.000 euros
La cifra que cuesta sacar adelante el Maspalomas Pride es clara: 700.000 euros. ¿Cómo se financia? “De las consumiciones, los patrocinios y las ayudas institucionales”, resume su presidente. Pero los números no cuadran si las instituciones fallan, como ocurrió este año con Promotur, que denegó una ayuda de hasta 90.000 euros por un error en la validación de firmas digitales: “Un fallo técnico que explicamos, pero la resolución ya estaba emitida y no aceptaron el recurso”.
Aunque las administraciones aportan apenas entre el 15 % y el 20 % del coste total del evento, esa parte resulta clave para mantener la calidad y la escala actual. “¿Cuántas copas hay que vender para llegar a 700.000 euros?”, se pregunta Ilarduya.
Deudas acumuladas desde 2019
Freedom acumula deudas con el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana desde 2019. Aunque este año se ha desbloqueado el pago, aún quedan pendientes los ejercicios de 2023 y 2024. “Somos una asociación pequeña. No facturamos los 160 millones que se generan en el municipio durante el Pride. Ojalá”, lamenta.
Ilarduya destaca que todo ese dinero se queda en el sector alojativo, en bares, restaurantes, y en el comercio local: “Hemos tenido que pagar habitaciones de artistas mientras los hoteles estaban llenos gracias al Pride”.
Indiferencia empresarial
“Los hoteles ya no colaboran porque se llenan igual”, explica. Ni ceden habitaciones ni patrocinan. “Creen que no necesitan más promoción, pero ¿quién les llena los hoteles en temporada baja?”, se pregunta.
La falta de un interlocutor único en el sector privado agrava la situación. “Solo en el Yumbo hay más de 200 negocios. Es imposible ir uno a uno. Si existiera una entidad que los agrupara, sería mucho más fácil”.
La reducción, aún no decidida
El escenario que se baraja es reducir los 11 días actuales a una semana. La decisión no está cerrada: “Estamos pidiendo reuniones con instituciones y cadenas hoteleras. Queremos saber si vamos a tener respaldo antes de tomar una decisión definitiva”.
Ilarduya insiste en que todo esto no es una amenaza ni un órdago: “Es una llamada de auxilio. Queremos seguir creciendo, pero necesitamos apoyo. Sin él, no podremos celebrar el 25 aniversario como merece”.
Más que una fiesta
Más allá del impacto económico, el Maspalomas Pride es un referente mundial en libertad y seguridad para el colectivo LGTBIQ+. “Aquí puedes ser tú mismo. Puedes ir con una cresta rosa por la calle y nadie te va a mirar mal. Eso es impagable”, explica con la voz emocionada.
La asociación trabaja durante todo el año con un equipo estable de apenas cuatro personas. “No somos una empresa gigante. Somos gente apasionada que cree en este proyecto”, insiste.
Orgullo y esperanza
“Mi orgullo personal es poder seguir luchando por esto”, dice Ilarduya. “Cuando ves los comentarios de la gente, los mensajes de apoyo, y hasta historias personales de personas que han encontrado aquí su lugar en el mundo, te das cuenta de que vale la pena”.
La emisión de un documental sobre el Pride en La 1 de TVE el próximo 28 de junio será, según Ilarduya, “una ventana al mundo para mostrar la esencia de Maspalomas”. Pero detrás de esa imagen de éxito, late un proyecto que, si no recibe apoyo real, corre el riesgo de apagarse justo en su año más simbólico.