El proyecto de una planta de tratamiento de residuos agropecuarios para la producción de biogás y compostaje en Santa María de Guía ha desatado una creciente oposición vecinal. La instalación, promovida por el grupo empresarial Félix Santiago Melián y ubicada a escasos 500 metros del núcleo poblacional de La Atalaya, ha generado la creación de la plataforma “Stop Planta de Biogás La Atalaya”, que ya ha solicitado formalmente una reunión con el alcalde. El ayuntamiento, de momento, guarda silencio.
Origen del conflicto
La alarma vecinal comenzó cuando se conoció que el proyecto contaba con la Declaración de Impacto Ambiental favorable sin necesidad de un estudio completo. “Nos enteramos hace apenas tres semanas de que solo se había exigido un estudio ambiental parcial”, explica Cosme Vega, presidente y portavoz de la plataforma vecinal.
La planta trataría diariamente hasta 74,5 toneladas de estiércol y residuos agrícolas, y se ubicaría en terrenos privados del grupo Félix Santiago Melián, en el entorno del ya visible aerogenerador de la empresa.
Denuncian opacidad institucional
Desde la plataforma critican la actuación del Ayuntamiento de Guía, al que acusan de actuar “de espaldas al pueblo”. Según Vega, el consistorio limitó la participación ciudadana a la exposición pública del expediente en su tablón de anuncios. “No se convocó ninguna asamblea, ni se explicó el proyecto a la ciudadanía. El alcalde ha preferido reunirse con asociaciones de vecinos que no reivindican nada sobre este asunto”.
La organización ha solicitado una reunión oficial con el alcalde y el acceso a toda la documentación del expediente, pero no ha recibido respuesta.
Riesgos para la salud
Entre las principales preocupaciones figuran los malos olores, el tráfico de camiones pesados cargados de estiércol por la vía principal del barrio y la proximidad a infraestructuras sensibles. “A solo 485 metros están el colegio público y el campo de fútbol; a 600 metros, una residencia de mayores recién construida con fondos públicos. ¿Quién va a querer vivir o trabajar ahí si el olor es insoportable?”, se pregunta Vega.
Además, alertan del riesgo por emanaciones de gases como el ácido sulfhídrico, que en altas concentraciones puede ser tóxico. “No hablamos de teorías: ya hemos visto en otros municipios de la Península cómo estas plantas deterioran la vida diaria de las personas”, afirma.
El beneficio, "solo para el promotor"
La planta produciría energía eléctrica para la desaladora de Roque Prieto, también propiedad del grupo promotor. “El beneficio es solo para el grupo Félix Santiago Melián. La energía que genera la planta se destina a su propia desaladora. Sin embargo, los olores y el tráfico lo sufrimos todos”, recalca el portavoz.
Desde la plataforma no se oponen a la existencia de una planta de biogás, pero exigen una reubicación lejos de núcleos habitados. “No estamos en contra de la planta. Estamos en contra de que se haga donde puede afectar gravemente a miles de personas”, resume Vega.
Gáldar entra en escena
El Ayuntamiento de Gáldar, afectado por la proximidad geográfica del proyecto, ha solicitado al Gobierno de Canarias y al Ayuntamiento de Guía el expediente completo de la planta, incluida la Declaración de Impacto Ambiental y las medidas correctoras previstas.
En un comunicado, el consistorio galdense lamenta no haber sido partícipe del procedimiento pese a su cercanía y advierte que estudiará “las medidas a tomar” si se demuestra que existe afección a su territorio.
Próximos pasos
La plataforma Stop Planta de Biogás La Atalaya planea nuevas acciones de protesta, recogida de firmas y movilizaciones. “Mientras exista el peligro de que esa planta se construya ahí, vamos a seguir. Y si se construye, lucharemos por cerrarla. Es ahora o nunca”, concluye Cosme Vega.