Lograr que un territorio funcione exclusivamente con energías renovables sigue siendo un reto global. Sin embargo, algunos enclaves insulares han demostrado que alcanzar la autosuficiencia es posible. Uno de los ejemplos más conocidos es la isla danesa de Samsø, que lo consiguió en 2007. Pero en España hay un caso aún más singular: una isla que, desde 2015, se alimenta de forma continua y estable únicamente con fuentes limpias.
Ese lugar es El Hierro, la isla más occidental del archipiélago canario y un referente internacional en sostenibilidad.
El Hierro, pionera en autosuficiencia
Aunque su sistema energético actual es conocido mundialmente, el camino comenzó hace casi tres décadas. En 1996, El Hierro aprobó un Plan de Desarrollo Sostenible que ya apuntaba a objetivos que otras regiones europeas tardarían años en plantearse. La visión era clara: proteger el territorio, reducir la dependencia externa y apostar por un modelo energético autosuficiente.
Esa estrategia culminó en 2015 con la puesta en marcha de Gorona del Viento, la central hidroeólica que permite a la isla funcionar con energía 100% renovable durante largos periodos. Un hito que ninguna otra isla española ha logrado con tanta continuidad.
Cómo funciona Gorona del Viento
El sistema combina viento y agua para generar electricidad sin recurrir a combustibles fósiles. La energía eólica mueve la mayor parte del consumo diario, y cuando sobra producción, el excedente se usa para bombear agua hacia depósitos altos, creando una especie de “batería natural”. Cuando el viento baja, el agua almacenada se libera para activar turbinas hidráulicas.
Gracias a este sistema, El Hierro evita miles de toneladas de CO₂ cada año y reduce de manera notable la necesidad de importar combustible para sus cerca de 10.000 habitantes.
Una isla modelo
El compromiso medioambiental de El Hierro no se limita a su sistema energético. La isla fue declarada Reserva de la Biosfera y Geoparque por la Unesco en el año 2000, un reconocimiento que refuerza la protección de su territorio y la gestión sostenible de sus recursos.
Estas medidas han permitido conservar un paisaje único en Canarias, donde conviven laurisilva, pinares, volcanes recientes, acantilados y algunas de las costas más limpias del archipiélago. Un entorno que se mantiene prácticamente intacto gracias a la ausencia de turismo masivo.
Naturaleza y paisajes que sorprenden
Aislada en mitad del Atlántico y lejos de las grandes rutas turísticas, El Hierro ofrece un carácter que pocas islas conservan. Sus plantaciones, sus praderas elevadas cubiertas de niebla, sus cuevas volcánicas y sus piscinas naturales de agua zafiro forman uno de los mosaicos paisajísticos más impresionantes del archipiélago.
Es un territorio donde la naturaleza parece desafiarse a sí misma: bosques que se doblan por el viento alisio, lavas que se abren paso hasta el mar y miradores suspendidos sobre acantilados que revelan la fuerza geológica de la isla.
Tradición y raíces en cada rincón
El Hierro también mantiene una identidad cultural muy fuerte. En su gastronomía aparecen símbolos de la tradición canaria como el gofio, el queso herreño, las papas arrugadas o los mojos, elaboraciones que reflejan una vida vinculada a la agricultura, la ganadería y el aprovechamiento del territorio.
El resultado es una isla donde conviven innovación, patrimonio natural y cultura popular. Un ejemplo de cómo un territorio pequeño puede liderar un modelo energético sostenible sin renunciar a su esencia.
