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Luis Yeray Gutiérrez, por Farruqo.

Luis Yeray Gutiérrez: del espíritu de Goku al rugido de Arde Bogotá

Fan de Dragon Ball y seguidor de Arde Bogotá, el alcalde de La Laguna ha hecho de la superación su marca personal | De La Cuesta a la alcaldía, su mezcla de cultura y liderazgo lo consolida como referente del PSOE canario

En Dragon Ball Z, cuando Goku alcanza su límite, se detiene un segundo, respira hondo y libera una energía que transforma el combate. Esa escena, repetida en la memoria de toda una generación, tiene algo de ritual de resistencia. Luis Yeray Gutiérrez, alcalde de San Cristóbal de La Laguna, lo sabe bien: también él ha tenido que elevar su energía más de una vez, aprender del golpe y seguir adelante, convencido de que cada caída puede ser una transformación.

No es casualidad que siga siendo fan de esa serie que marcó su infancia. Hoy la redescubre junto a su hijo Hugo, de cuatro años, que ya identifica a Goku, Vegeta y Piccolo en la pantalla con la misma admiración que su padre. En cierto modo, la historia del héroe que se crece en la adversidad también es la suya: la del chico de barrio que se abrió paso, paso a paso, hasta convertirse en alcalde.

"Nos van a oír rugir"

Cuando termina el trabajo y apaga el teléfono, Luis Yeray Gutiérrez vuelve a su lado más humano: el del vecino que disfruta con un timple y unas guitarras y la charla larga entre amigos. Los fines de semana, rodeado de los suyos en alguna bodega del norte de Tenerife, son su refugio, su manera de recordar de dónde viene y quién es. En esos ratos, el alcalde da paso al hombre sencillo que no necesita protocolo, solo música, risas y cercanía.

Su universo musical es amplio y emocional. Escucha indie español —sobre todo Arde Bogotá y Siloé— con la misma pasión con la que se entrega a la ópera o a las rancheras de Alejandro Fernández. Le gustan las letras que dicen algo, las que rascan por dentro, como las de Los Perros, una de las canciones que más lo representan.

“Nos van a oír rugir, aunque nos muerdan los perros” canta Arde Bogotá con voz de desafío. Es un verso que podría servir como resumen de la trayectoria de Luis Yeray Gutiérrez: un político que aprendió a rugir sin perder la calma, que soportó los mordiscos del juicio público y la crítica interna sin dejar de avanzar. La canción, que habla de la resistencia, del miedo y del orgullo de seguir de pie cuando todo parece en contra, encaja con su filosofía vital: “Ya no tengo miedo al fuego, he aprendido a respirar”. Ese aprendizaje, el de soportar la presión y salir fortalecido, es el mismo que lo ha guiado en su carrera.

Luis Yeray Gutiérrez, alcalde de La Laguna./ AH

De La Cuesta al corazón de La Laguna

Luis Yeray nació en 1985 en La Cuesta, un barrio obrero que vive al margen del turismo y las postales del casco histórico de La Laguna. Allí creció, entre calles donde el saludo y la conversación son formas de convivencia, y donde el respeto se gana con hechos, no con discursos. Esa raíz popular define su manera de entender la política: escuchar primero, decidir después.

Estudió en colegios públicos y se formó en el instituto San Hermenegildo antes de orientarse hacia la gestión pública. Desde muy joven se implicó en el activismo vecinal y en las Juventudes Socialistas, donde aprendió los códigos de la militancia y el valor de la organización. En 2018, se convirtió en secretario general del PSOE lagunero, abriendo una etapa que lo colocaría en el centro de la vida política municipal.

El combate más difícil

Pero ningún ascenso se logra sin combate. Antes de llegar a la Alcaldía, Luis Yeray Gutiérrez tuvo que superar resistencias dentro de su propio partido. Parte de la militancia dudaba de su liderazgo, y viejos episodios personales volvieron a circular lanzados por el fuego amigo. Entre ellos, una antigua condena por un altercado con la Policía durante un Carnaval, cuando, disfrazado de Buzz Lightyear, intentó acceder al Parlamento de Canarias.

Lejos de esconderse, asumió la historia y dio explicaciones, convirtiendo un momento de debilidad en un punto de inflexión. Aprendió que el verdadero poder no está en negar los errores, sino en reconocerlos y continuar. Esa sinceridad, poco habitual en la política, terminó por fortalecer su imagen pública. Fue su primera gran transformación: el paso del joven militante al político que ya sabe que la piel del poder también se quema.

Luis Yeray Gutiérrez, alcalde de La Laguna, con la concejal de Bienestar Social y Calidad de Vida, María Cruz. / AH

El alcalde más joven

En 2019, a los 33 añosLuis Yeray Gutiérrez hizo historia al convertirse en el alcalde más joven de La Laguna desde la recuperación de la democracia. Su elección supuso un giro generacional y simbólico: un hombre de barrio popular alcanzaba la cúspide de una ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Durante su primer mandato, en el que contó con el apoyo de Sí Se Puede Canarias, impulsó un gobierno de cercanía y participación ciudadana, con foco en los barrios, la igualdad y el desarrollo sostenible. Revalidó su liderazgo en 2023 y se lanzó al gobierno del municipio —primero en minoría y luego con el respaldo de Coalición Canaria— para consolidar su autoridad política y ganarse el respeto de la mayoría del municipio.

Quienes lo conocen bien destacan su templanza, su paciencia estratégica y su sentido del humor. No es un político de frases altisonantes ni de golpes de efecto. Prefiere la constancia, el trabajo silencioso y los resultados visibles. A menudo recurre a un dicho que lo define: “los proyectos se ganan paso a paso, no por impulso”.

Referente socialista

Dentro del PSOE canario, el nombre de Luis Yeray suena cada vez con más fuerza. Su perfil joven, su solvencia institucional y su capacidad para conectar con la base social lo han convertido en uno de los principales activos del partido de cara al futuro.

El alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez, durante una rueda de prensa. / AH

Varios compañeros lo señalan como el sucesor natural de Ángel Víctor Torres cuando llegue el momento de un relevo en la dirección regional. Y aunque él evita hablar de ello en público, es consciente de que su nombre se ha consolidado en las quinielas del poder socialista en las Islas.

Su discurso es claro: equilibrio, moderación y cercanía. No reniega de su barrio ni de su acento, ni de la importancia de las emociones en la política. Defiende un modelo de liderazgo que combina gestión y empatía, rigor y humanidad. Esa mezcla, en tiempos de desconfianza hacia los políticos, lo hace destacar.

Alma cultural

Detrás del traje institucional hay un hombre de gustos singulares. Luis Yeray encuentra en la música una forma de expresión y de escape. Le gusta hablar de letras, compartir descubrimientos y escuchar a los nuevos grupos del panorama español. En su coche suenan tanto Abc de Arde Bogotá como La Verdad de Siloé.

También reserva tiempo para la ópera, una pasión heredada de su familia, y para el folclore canario, al que rinde homenaje en sus encuentros de bodega. Su entorno asegura que en cada celebración hay un momento en que termina cantando —a veces una ranchera, a veces un bolero— con una voz más entusiasta que afinada.

Luis Yeray Gutiérrez, alcalde de La Laguna, durante una entrevista a Atlántico Hoy. / AH

Entre el anime y la política

En la vida política, como en Dragon Ball, los enemigos no siempre llevan armadura. A veces se esconden en los pasillos, en la impaciencia o en el ruido. Luis Yeray Gutiérrez ha aprendido a convivir con todo eso: a mantener el rumbo entre la presión del poder y la exigencia ciudadana.

Su fortaleza no nace del combate, sino de la constancia. Prefiere la estrategia al impulso, la serenidad al espectáculo. Por eso su liderazgo no se mide en titulares, sino en fidelidades.

"Nos van a oír rugir” no es una amenaza, sino una declaración de resistencia. En su caso, significa seguir trabajando, incluso cuando arrecian las críticas o los obstáculos parecen multiplicarse. Aprendió a respirar dentro del fuego, a asumir que el ruido forma parte del oficio y que la verdadera transformación consiste en no perder la esencia.