Domingo J. Jorge

Opinión

Contra la violencia, educación y valores

Guardar

Featured Image 30115
Featured Image 30115
Ayer, miércoles 27 de noviembre, yo, como todos ustedes –compañeros profesores, padres, alumnos,…- viví un día muy especial, era la onomástica del maestro, de la maestra, del profesor, de la profesora, fue “San José de Calasanz”. Por la mañana, temprano, recibí un precioso mensaje de una buena amiga, misionera, Monserrat García, que además cuenta con la gloria de ser maestra. Me felicitaba por el Día del Maestro. Lo hacía con una fotografía de “San José de Calasanz”, que nos recordaba algo importante, que contamos con la suerte de ser maestros. Eso me llevó a concatenar lo que celebrábamos ese día –algo que celebramos todas las mañanas al entrar al aula-, ser maestros, con lo que habíamos recordado también el pasado día 25, de este mismo mes, la “Jornada contra la violencia de género”.

Justamente aquella mañana, la del lunes 25, la reflexión y oración de comienzo del día, la derivábamos, los alumnos y yo, hacia un intentar entender qué está sucediendo en esta sociedad nuestra de hoy.¿Por qué convivimos en una violencia general, cada vez más intrínseca a nosotros mismos? Pero además, los alumnos, “per se”, durante la sesión de “Filosofía”, sacaron a la palestra también el tema, en otro curso, y quisieron hablar también sobre este tema, el de la violencia de género, y la violencia en sí anclada hoy en nuestra sociedad. Esto demuestra que la situación preocupa a los jóvenes, y permítanme, esto es positivo. Ellos deducen que el problema está esencialmente en la Educación, entre otras muchas otras cosas, pero especialmente en la Educación.

Con lo dicho anteriormente, coinciden los educandos, coincidiendo con lo que nosotros, profesorado, por lo general opinamos. La solución es la Educación. Cierto es que existen multitud de proyectos que fomentan el educar contra la violencia, la igualdad, en valores, etcétera. ¿Entonces qué es lo que sucede? Si ya estamos incidiendo en hacer pensar a nuestros alumnos en que la solución a las cosas no pasa por la violencia, en que todos somos iguales, que la mujer y el hombre conforman un mismo ser, el respeto a las personas, y tantas otras cuestiones, ¿qué ocurre? Nos lo preguntamos nosotros, y también se hacen este interrogante nuestros alumnos. De hecho, la mayoría de nuestra sociedad hoy se lo pregunta.

Martin Luther King.

Ahora, quizás hay que comenzar a dar respuestas. Yo me atrevo a dar una, que seguro todos manejamos: “eduquemos en valores, desde todas las áreas, no solo desde Emocrea, o Religión, o Filosofía, sino desde cualquier asignatura”. Educar ahora en un “no” claro y directo a la “violencia”, es la única llave que nos queda para que a corto plazo eliminemos en cierta manera la visión de que todo se pude solucionar con golpes físicos o psíquicos, visión que impera en la sociedad en la que conviven nuestros alumnos; pero además a medio y largo plazo podrá convertirse también en una educación que genere una nueva sociedad, en la que nuestros alumnos serán esa nueva generación de mediados del siglo XXI, y será una nueva sociedad donde la violencia ya no pueda ocupar lugar, y si lo ocupa será de una forma meramente residual.

"Uno de cada cuatro jóvenes ve normal la violencia contra la mujer en una pareja"

De igual forma, buscando informaciones en las que documentarme, he encontrado este vídeo de la coordinadora del Grado en Derecho de la Universidad CEU Cardenal Herrera, Beatriz Hermida, quien en 90 segundos nos resume algunas iniciativas desde el ámbito jurídico que está impulsando esta educación en la igualdad para luchar contra la violencia hacia las mujeres. Un dato a aportar, que llama la atención, es que uno de cada cuatro jóvenes ve “normal” la violencia contra la mujer en una pareja.


Me tacharán de soñador, pero como una vez dijo Martin Luther King, “anoche tuve un sueño…”. Creo que no solo debemos soñar, sino creernos que una sociedad sin violencia es posible. Nosotros, maestros y profesores, y familia, tenemos la herramienta, educar. “EduKando”, seguro lo lograremos. Les invito a que sigamos haciéndolo, sin perder la esperanza de conseguirlo.