Los que nos dedicamos al mundo empresarial sabemos que tomar decisiones es un arte complicado.
A menudo, nos encontramos en una encrucijada, con demasiada información o, por el contrario, con un vacío de datos que nos deja a ciegas.
Llevo muchos años como consultor y formador y he visto cómo las decisiones pueden construir imperios o desmoronar proyectos prometedores.
¿Qué hace que algunas empresas tomen decisiones acertadas mientras otras tropiezan una y otra vez?
Uno de los mayores errores que veo en las empresas es la tendencia a tomar decisiones en piloto automático. Es decir, es bastante habitual confiar en lo que siempre ha funcionado porque “no hay tiempo para pensar”. ¿Cuántas veces habré escuchado eso?
Pero tú y yo sabemos que lo que funcionó ayer puede ser irrelevante mañana.
Decisiones empresariales
Recuerdo una empresa con la que trabajé hace unos años. Estaban perdiendo clientes a un ritmo alarmante, pero seguían invirtiendo en campañas publicitarias tradicionales porque “siempre lo habían hecho así”. Cuando finalmente decidieron analizar los datos, descubrieron que su público objetivo estaba migrando hacia plataformas digitales.
Fue un caso clásico de tomar decisiones basadas en hábitos y no en hechos.
Apoyarse en otras personas para tomar decisiones es algo que también ayuda a minimizar errores. Involucrar a otras personas —especialmente aquellas con perspectivas diferentes— puede marcar una gran diferencia.
Quiero mandar un mensaje desde aquí a esos jefes que no escuchan a la gente que les rodea: pedir opiniones no te hace menos líder. Todo lo contrario, te hace más sabio. Escuchar a tu equipo no solo mejora tus decisiones, sino que también fortalece la confianza y el compromiso dentro de la organización.
El exceso de información también puede ser algo peligroso. He trabajado con empresas obsesionadas con recopilar datos hasta el punto de paralizarse por exceso de información. Esto se conoce como "parálisis por análisis" y es más común de lo que pensamos.
Equilibrio
Por otro lado, también he visto empresas tomar decisiones basadas únicamente en intuiciones sin ningún respaldo analítico. Ninguno de estos extremos es ideal. La clave está en encontrar un equilibrio.
Aviso para navegantes: define qué información necesitas realmente antes de empezar a recopilarla. Esto te ayudará a filtrar lo importante y evitarás ahogarte en un mar de cifras irrelevantes.
Otro problema que suele existir a la hora de tomar decisiones es el miedo a equivocarse. Ya sabemos que el miedo es libre y que el miedo está muy arraigado en nuestra cultura empresarial.
Errores
Equivocarnos parece penalizarnos de por vida y condenarnos para siempre. Pero aquí está la verdad: los errores son inevitables. Incluso los mejores profesionales del mundo han tomado malas decisiones en algún momento.
Lo importante no es evitar los errores (porque eso es imposible), sino aprender de ellos. Cada decisión equivocada contiene lecciones valiosas si estamos dispuestos a analizarlas con honestidad.
A menudo asesoro a empresas de tecnología. Muchas startups tecnológicas comienzan con ideas que fracasan rotundamente antes de encontrar su modelo ideal. Lo que las distingue no es su capacidad para evitar errores, sino su habilidad para adaptarse rápidamente después de cometerlos.
Así que te propongo algo para este mes de febrero: tómate el tiempo necesario para reflexionar sobre cómo estás tomando decisiones hoy y qué podrías hacer diferente mañana.
Y recuerda: decidir bien no significa decidir rápido ni perfecto.
