El motivo del recurso judicial, que ha provocado la carcajada general y el bochorno entre dirigentes y militantes de sus propios partidos, es que se votó en una urna y no de viva voz. Fíjate tú, ni que no se supiera quién estaba votando. Cuando hace un año, Patricia Hernández, mediante un legítimo pacto de izquierdas accedió al poder, y alzó el bastón de mando, desalojando a la fuerza más votada, nadie cuestionó si se había votado en una urna o de viva voz. Entonces solo había sonrisas y flores...
Ahora, en la pataleta infantiloide de la derrota no aceptada, llegan los argumentos absurdos, de quien no ha comprendido aún, que no tiene mayoría para gobernar. Una mayoría que perdió por su incapacidad para dialogar, por falta de empatía y por un punto de soberbia intolerable. Para reflexionar, solo tiene que levantar la mirada hacia La Laguna y ver como maneja la política y la diplomacia, su compañero, alcalde, Luis Yeray Gutiérrez. Él puede explicarle...
Militantes del PSOE, con nombres y apellidos, estaban ayer avergonzados de esta maniobra de fuegos artificiales. “No es propio de un partido como el PSOE” decían. “Ya basta...” o “esto no tocaba”, me comentó a mí personalmente algún dirigente socialista. “Estamos haciendo el ridículo” musitaba por los pasillos, un veterano miembro del Grupo Parlamentario, compañero de Doña Patricia.
Esta gente dispone de tres largos años por delante para hacer oposición, seguramente más destructiva que constructiva, pero oposición, al fin y al cabo. Y ganar en las urnas, con votos, una alcaldía que nunca ganaron. Pueden hacerlo sembrando basura o haciendo una oposición contundente que haga temblar a Bermúdez. Desde luego, si éste es el comienzo, guárdame un cachorro. Por lo pronto, los que firmaron los fuegos artificiales, deberían aprender a perder y volver a empezar. Menos mal que venían a Santa Cruz a aportar estabilidad....