Víctor Yanes

Opinión

Kaddish del Gran Ginsberg

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Kaddish es una plegaria del judaísmo que se recita en público y en la que, una de sus variantes, la conforma la oración a los difuntos. Allen Ginsberg, en calidad de descendiente judío, elabora, escribe, crea, una grandiosa obra poética que lleva por título Kaddish y que resulta ser el más que posible homenaje a su propia madre, enferma mental que murió teniendo nuestro autor 26 años. Su madre, Naomi Livergant, pertenecía a una familia judía que vivía en la región occidental de Rusia llamada Óblast de Pskov, cerca de Estonia y que, en 1905, marchó a Estados Unidos, huyendo del linchamiento que sufrían los judíos en dicha región.
En mi opinión, KADDISH es una expresión desbordante y continua del genio lírico de Allen Ginsberg. Su poesía me cambia la vida. Su poesía transpira profundo mundo interno en desequilibrio, intrepidez narrativa hecha verso. 

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Portadas de Kaddish original y la nueva | IMAGEN DE LA RED

Su poesía es incansable y constante, no para, no hay recesos, no hay parones, no hay lugares huecos ni vacíos, no hay rollo barato ni sentimental, tampoco charla mecánica de poeta envenenado. En Kaddish hay comunicación. Puñetazos de autenticidad dan sus largos versos. Kaddish es, sin lugar a dudas, una obra de potente confesionalidad, pura, transparente, desnuda, una legítima forma de reducir el poder de los traumatizantes y violentos episodios que marcaron su relación con una madre enferma mental. Kaddish es un enorme y sublime largo poema sobre la muerte y sobre la conciencia de la vida que renace, con determinación, después del dolor.

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