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Opinión

La canariedad: ¿desaparecerá en la Cuba actual?

Acabamos de conmemorar el pasado 16 de junio –no como deseábamos– el XXVIII aniversario de la fundación de nuestra Asociación Canaria de Cuba Leonor Pérez Cabrera

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Acabamos de conmemorar el pasado 16 de junio –no como deseábamos debido a la pandemia– el XXVIII aniversario de la fundación de nuestra Asociación Canaria de Cuba Leonor Pérez Cabrera; en fecha similar, pero de 1992, el Ministerio de Justicia aprobó sus Estatutos y, desde entonces, esa referencia se ha tomado como el día de su fundación oficial.

Constituye ocasión propicia para desde nuestro país, como descendiente de emigrantes de ese archipiélago atlántico y directivo de la misma a diferentes niveles, tratar el tema de la canariedad, su presencia en la actualidad y su futuro:

Ante todo, debo exponer la significación que le otorgamos y cómo apreciamos en profundidad este concepto, que no aparece en ningún diccionario pero que sí existe:

La “canariedad” puede considerarse una singular pasión y una impronta imborrable en la mente de determinados individuos o grupos de personas, que por diferentes razones –ya sea nacimiento, descendencia o arraigo ocasional– las llevan en lo más profundo de su ser, selladas por dos palabras envueltas en un halo mágico: Islas Canarias. Además, puede definirse como un auténtico sentimiento que nutre la existencia de quienes aman y rinden culto a lo que proviene de ese archipiélago atlántico y que tiene su basamento en todos los elementos identitarios que lo distinguen, ya sean tangibles o intangibles.

Es ese admirable sentimiento de amor y de apego que los venidos de esas ínsulas han profesado históricamente, siglo tras siglo, generación tras generación, a sus valores y tradiciones; es lo que los emigrantes o viajeros nacidos en esas Islas Afortunadas sienten y practican; y es lo que sus descendientes hacen suyo, como herencia de padres y abuelos.

Canariedad es soñar desde la distancia con esa tierra atlántica, sentir el calor de sus volcanes –simbolizados por el emblemático Teide– o colmarse de orgullo ante el recuerdo de la majestuosidad de sus dragos; rendir tributo a los bravos e inclaudicables menceyes o guanartemes; admirar la belleza de las princesas Guayarmina o Icod; deleitarse con unas bolas o unas pellas de gofio, una quesadilla o un puchero, un chorizo de Teror o un queso de Fuerteventura; enarbolar la bandera, los escudos municipales, o estremecerse cuando se escucha el himno canario; cantar y bailar sus malagueñas, folías e isas; apoyar a sus equipos de fútbol o añorar una luchada; recordar el vino de La Geria, de la Comarca de Acentejo o de Fuencaliente; venerar a las Vírgenes de la Candelaria, del Pino, de las Nieves o del Rosario. Además, admirar y conservar valores como la honestidad, la laboriosidad, el sentido del honor, el cumplimiento de la palabra empeñada y el espíritu de sacrificio heredados de los ancestros que trabajaron la tierra y dejaron su sudor en otras labores; además, reverenciar la memoria de aquellos inmigrantes que escogieron como su segunda patria el nuevo terruño y que descansan eternamente en sus entrañas; soñar con el desaparecido Dedo de Dios, la Caldera de Taburiente, las Cañadas del Teide, Timanfaya o el Garajonay; y hasta evocar la escurridiza isla de San Borondón, con sus misterios y leyendas.

Pero también canariedad es trasmitir ese sentimiento, practicarlo lejos de la tierra y divulgarlo; es amar lo suyo a pesar de la distancia y trasladar a la mente de la descendencia ese aprecio y apego por algo que, desde el mismo nacimiento, constituye parte integrante de la personalidad y del carácter; es sinónimo de tradiciones, costumbres, valores y hábitos autóctonos del pueblo canario, que siempre ha sido uno solo, desde los primitivos habitantes hasta los actuales; en fin, canariedad constituye un sentido de identidad, apego y pertenencia excepcional, un sentimiento auténtico que está instalado permanentemente en el rincón más íntimo de la memoria de quienes lo sienten y cultivan, y que pervive, platónicamente, en millones de corazones que laten en la distancia.

La delegada de la Asociación Canaria en Ciego de Ávila, Cuba, Riselda Calabuch González, que vive en Morón y es hija de una mujer inmigrante, natural de Tazacorte, en La Palma, me ofreció su criterio:

Para mí la canariedad es ese sentimiento de amor a las Islas Canarias, a los valores éticos de sus hijos, a sus costumbres, a su música, a toda esa riqueza de sentimientos que ellos trajeron hasta esta tierra y lo sembraron aquí y que nunca dejaron de sentirlo; los hijos y nietos de canarios hemos vivido en Cuba, pero siempre con un lazo, un nexo muy grande con los principios, costumbres y tradiciones de allá, que ellos trajeron. Independientemente que amaron esta tierra y la regaron con su sudor, en la mesa no podía faltar el plato canario y en las fiestas no podía prescindirse de las isas y las folías; en el caso de mi abuelo (1),cuando ya estaba en los momentos finales de su vida, que ya no entendía mentalmente, regresó de forma imaginaria a su isla en su agonía, y hablaba de que veía las playas de Tazacorte y que estaba llegando a ellas.

Ellos trajeron la lucha isleña y en mi familia se hacían fiestas canarias los domingos; teníamos un patio grande y ahí se reunían veinte o veinticinco isleños y se tocaban malagueñas, folías e isas; también se bailaba y se tomaba vino del que hacíamos; además, se comía pescado, lisas saladas, papas arrugadas, gofio escaldado y pellas de gofio. Ellos nos trasmitieron ese amor por aquella tierra; yo hace unos años fui a Canarias y pude conocer la patria de mis mayores, pero antes de yo ir, hablaba tan bien de esos lugares que las personas pensaban que había estado allí antes, por tener esa vivencia tan exacta del lugar, y eso era porque ellos me lo trasmitieron de esa manera y de esa forma lo sienten mis hijos; yo tengo un nieto adolescente, que una de sus comidas preferidas son las pellas de gofio.

Desde 1992, Lázaro Rivero Galván se desempeñaba como Vicepresidente de la Asociación Canaria; en la actualidad, luego del fallecimiento del Presidente-fundador Carmelo González Acosta, es nuestro máximo dirigente. En una ocasión expresó (2):

La canariedad es un sentimiento profundo que se ha ido introduciendo poco a poco; es el conocimiento de todo lo que se sabe sobre Canarias, tanto de sus ancestros, como de su desarrollo; es apreciar el carácter del canario, que se basa en el amor hacia lo suyo.


Por su parte, Carmelo González Acosta, canario de nacimiento, fundador de la Asociación y ya fallecido, brindó la siguiente definición (3):

Canariedad es la forma de ver el culto a lo que los canarios nos dejaron. Voy a leer solamente este pensamiento de Fidel (4) y afirmo que el culto a eso es canariedad. Dice así:

"El canario fue por excelencia el más humilde de los inmigrantes. El no marchó a Cuba en plan de opresor o de explotador. Vino a trabajar y a luchar a nuestro lado, ayudó a forjar el país con su laboriosidad proverbial, sufrió con nosotros, combatió, creó una familia, y se dignificó también al fin, junto a todo el pueblo, en la patria libre y revolucionaria de hoy. Es más, hizo un aporte muy valioso al carácter del cubano.

Como tú bien recuerdas, un día tuvimos oportunidad de conversar sobre lo mucho que le debemos los cubanos a la influencia moral isleña. De los canarios heredó nuestro campesinado, principalmente, su seriedad, su honradez, su sentido del honor y también su rebeldía. Todavía hoy, en nuestras tareas actuales, esos valores nos ayudan a librar y a ganar batallas de importancia.

Siempre he creído –y más lo creo en la actualidad– que la hermandad entre Canarias y Cuba no solo tiene un pasado grande sino también un gran futuro (5).”

Por tanto, para mí la canariedad es un sentimiento que está formado por todas esas virtudes de los canarios en Cuba, pues ellos vinieron a trabajar; la canariedad es el resumen de todas estas virtudes, las cuales queremos que se traduzcan y sigan funcionando en el país; es la honestidad, la laboriosidad y la importancia de la palabra empeñada.

Es lógico que sea tarea difícil predecir el futuro de la canariedad en Cuba; sin embargo, es un hecho cierto que la Asociación se está ocupando del porvenir de la misma, consciente de que está en manos de la juventud. Ejemplos lo constituyen los congresos de jóvenes –se han celebrado dos hasta la fecha–, la creación de clubes juveniles en todo el territorio nacional, y la pretendida presencia en la membresía y en las directivas, a todos los niveles, del necesario relevo.

La llamada generación de nietos y bisnietos –la actual– está llamada a jugar un papel determinante en la conservación del sentimiento canario desde el seno de la Asociación, a pesar de la erosión lógica que propician las circunstancias contextuales y de la mencionada transculturación, pero puede lograr que esos cambios sean para bien y no para mal, y que constituyan un punto de partida retomando la historia, los valores y las tradiciones de los ancestros.

Deben conocerse e interiorizarse por parte de los jóvenes con estirpe canaria la impronta del amor al trabajo, al sacrificio, a la honestidad, a la ética, al sentido del honor y al respeto a los mayores; además, deben desarrollar el conocimiento de los valores identitarios heredados de bisabuelos y tatarabuelos isleños, conocer cómo era la familia de esos ancestros, de qué vivían, qué costumbres, hábitos y tradiciones culturales trajeron de su tierra y perpetuaron en Cuba, aunque se hayan mezclado con elementos criollos.

Es preciso que comprendan y conozcan las características de la cultura material, los instrumentos de trabajo, la vestimenta, los productos agrícolas que priorizaban y los tipos de comidas que se consumían, sin desdeñar la cultura inmaterial, como canciones, bailes, cuentos y leyendas. Están obligados a tomar conciencia de sus orígenes y de la importancia de conservar esos valores y esa historia, lo que será esencial para el futuro. Es un reto que bien vale la pena que asuman; solo así podrá conservarse ese puro sentimiento llamado canariedad.


El nonagenario poeta isleño Modesto San Gil Henríquez, residente en Chambas, Ciego de Ávila, y recientemente fallecido, se refirió al tema (6):

Mis hijos y mis nietos comen gofio, les gusta muchísimo porque yo se lo enseñé; pero hay una transformación en su alimentación, no voy a decir sustancial, pero sí circunstancial, por los productos que existen en Cuba. Ellos nunca han olvidado que son canario-cubanos por herencia y han seguido amando a Canarias y a Cuba, pues aquí recibí una transculturación que se hizo muy íntima y que no ha podido dividirse.

Ya yo tengo familiares cubanos que viven en Canarias; hay una nieta que se casó y vive en Tenerife, ella me mantiene al tanto de todo lo de allá. No creo que ese sentimiento de canariedad vaya a desaparecer en el futuro, sobre todo si se mantienen esas puertas abiertas de Canarias a la cubanidad.

Enrique San Gil Treto es uno de los hijos de Modesto; él opinó lo siguiente (7):

La transferencia de la herencia cultural que nos deja papá es inmensa; desde que fuimos niños siempre tuvimos a Canarias muy presente. El tenía en la casa libros y una biblioteca muy amplia, y nos nutríamos de esas ideas, de ese amor a Canarias, de esa cultura, de muchos de esos textos; de esa manera conocemos todo acerca de las islas, sus pueblos, sus costumbres y sus tradiciones; yo que nunca he ido, las conozco sin ir. Papá tenía siempre en su buró, debajo de un cristal, mapas de Canarias. Eso lo trasmitimos a nuestros descendientes y no desaparecerá.

En cuanto a lo anterior, la joven Yainelis Calero Pérez, que ha participado en los dos congresos de la juventud de la Asociación Canaria, expresó (8):

Yo estoy convencida de que el sentimiento de canariedad no desaparecerá en el futuro; habrá nuevas condiciones cuando los naturales de las Islas ya no existan, pero lo que nos han trasmitido, eso vivirá, con sus características generacionales, pero pervivirá, He participado en los congresos, pertenezco a un club juvenil canario, he observado jóvenes de todo el país interesados en el tema, los he visto bailar y cantar acompañados del timple y los he sentido hablar con amor de lo que conocen de sus mayores.

Yo digo que lo que bien se aprende no se olvida; sin embargo, es muy cierto que debemos continuar con la labor divulgativa sin descanso, para continuar incorporando a las nuevas generaciones a nuestra Asociación y que esto ocurra en todo el país, que se despierten los dormidos. Solo así, lograremos que la canariedad en Cuba sea eterna.

Por su parte, Marcos Fidel Prieto Prawl, un joven músico que durante años ha trabajado al frente de los grupos musicales en la Sede Nacional de la Asociación Canaria en La Habana, señaló:

Que desaparezca la canariedad, o que felizmente perdure en esta Octava Isla, depende completamente, a mi entender, de una comprometida labor desde la trinchera que nos corresponde. Hoy más que nunca tenemos que aprender unos de otros, así como tomar de cada experiencia que puedan aportarnos nuestros hermanos de todo el país; sin regionalismos, ambiciones personales, ni miedos absurdos que solo nos alejan y desunen. El legado canario no solo representa a una extensa población de descendientes isleños que aman su historia, sino que representa la filosofía del campesino cubano, que junto a otros hijos de diferentes regiones de España y África conformaron este hermoso e irrepetible ajiaco que constituye nuestra identidad. Desde la trinchera de la música, la poesía y las artes todas, se observa una valiosa herramienta inmaterial, pero poderosa, que promueve fuertes valores estéticos y culturales, que nos representan e identifican. La música cubana campesina y la trova desprenden visibles elementos armónicos, rítmicos, tímbricos y melódicos, propios de las Islas, y que fomentan todavía una correspondencia cruzada, donde canarios y cubanos alimentan ambas culturas, y en muchas ocasiones sin proponérselo, pues constituyen parte de nuestra forma de sentir, expresar y soñar. La canariedad brinda múltiples valores que nos muestran cómo formar a las generaciones futuras como seres humanos por todos y para todos. Por eso, enfocarnos en esta dirección, difícil en este tiempo pero no menos hermosa y necesaria, es tarea de todos los que somos deudores de este legado que espera ser atendido desde las trincheras que nos corresponden.

Para concluir, he escogido el criterio de María del Rosario Franco González, delegada de la asociación de base de Zaza del Medio, en la provincia espirituana:

Creo que el trabajo con la juventud es una tarea que debemos interiorizar mucho más. La Asociación está haciendo énfasis en eso desde hace tiempo; ese es el camino correcto para encauzar el trabajo de conservación de los valores canarios en los años por venir. Yo estoy convencida de que el futuro de la canariedad en Cuba está en los jóvenes; ese es un secreto a voces. Yo tengo confianza en ellos.

Sin dudas falta mucho por desarrollar en relación con el pensamiento de la canariedad en los nietos y los bisnietos, pero el trabajo de la Asociación Canaria y la participación de los jóvenes descendientes en su vida sociocultural, constituyen una garantía para su consecución. En mi modesta opinión, la canariedad en Cuba tendrá un futuro asegurado.


1. Félix González Rodríguez, apodado 'Doble Ancho' por su corpulencia, se destacó en Cuba como luchador.
2. Entrevista personal.
3. Entrevista personal. 
4. Comandante Fidel Castro Ruz. 
5. Carta de Fidel Castro a Francisco González Casanova, Paco,presidente de la Asociación de Amistad Canario-cubana José Martí, el 30 de julio de 1986. Prólogo del libro Cuba-Canarias. Casanova, el amigo isleño de Fidel Castro, de Carmelo Martín y Julio Hernández García. Centro de la Cultura Popular Canaria, Tenerife, Islas Canarias, España, 1986, p. VIII. 
6. Entrevista personal.
7. Entrevista personal.
8. Entrevista personal.