Felipe Ravina, biólogo marino

Opinión

¿Sobrepesca en Canarias?

Graduado en Ciencias del Mar y productor de documentales submarinos

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Según un estudio llevado a cabo por investigadores la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, entre ellos el doctor en Ciencias del Mar José Juan Castro, durante los últimos cincuenta años, en Canarias se ha perdido el 90% de la biomasa de peces. Esto no quiere decir que hayan desaparecido el 90% de especies, sino que un arte de pesca en 2021 captura un 90% menos de peces que en 1970.

Puedes escuchar a pescadores profesionales hablar sobre como antiguamente capturaban 500 kg de pescado al día. Fueron pasando los años, y los ecosistemas costeros canarios no aguantaron esa presión pesquera. Actualmente, cualquier pescador cuenta que ya no es como antes, que cada vez es más difícil pescar. Incluso pescadores que faenaban siempre en su isla, ahora se ven obligados a navegar hacia otras islas en busca de su captura.

La pesca recreativa

Sin embargo, la pesca profesional es solo una parte de la ecuación. En 2019, el número de licencias de pesca recreativa en Canarias está entre las 90.000 y las 100.000. La pesca recreativa es aquella que tiene una finalidad de ocio, las personas que la llevan a cabo no dependen de dicha actividad para vivir.

En un territorio tan afectado por la perdida de biomasa de peces, habría que hacerse la pregunta de si es sostenible que decenas de miles de personas estén capturando peces como una actividad recreativa. No se trata una crítica a la actividad en sí, ya que hay tipos de pesca recreativa que pueden llegar a ser muy selectivas si se realizan de forma responsable, es una crítica al número tan alto de personas que la llevan a cabo, y a algunas de las zonas donde se realiza.

Por poner un ejemplo, durante los últimos meses, en la Zona de Especial Conservación Teno – Rasca, en Tenerife, hemos observado diariamente como los barcos de pesca recreativa prácticamente les pasaban por encima a los rorcuales tropicales (ballenas de 12 metros de largo) con los anzuelos en el agua, intentando capturar los atunes que acompañaban a las ballenas, con el gran riesgo que eso supone para los animales y para las personas de la embarcación.

En la misma zona, se puede observar a esos mismos barcos pasando a toda velocidad entre los grupos de calderones tropicales, y en algunas ocasiones posando para la foto con especies protegidas a bordo, como el marrajo o el tiburón martillo. Y así, existen ejemplos de malas prácticas en cualquier lugar de Canarias.

Fondos marinos

Como canario que lleva veinte años metido en el mar, buceador y cámara submarino, puedo confirmar que cada vez es más complicado observar depredadores costeros adultos como los meros, abades, pejeperros, etc (excepto en Reservas Marinas como la de El Hierro o La Graciosa). Recuerdo cómo eran algunos lugares donde me solía sumergir cuando tenía 10 años, y es muy triste ver cómo están ahora, es una auténtica pena.

¿Qué podemos hacer?

Este artículo no trata de dar lecciones a nadie. Simplemente pretende presentar algunas pequeñas ideas para disminuir nuestro impacto en los fondos marinos de Canarias, para que aquellos que estén interesados en su protección, puedan llevarlas a cabo. La primera propuesta es disminuir nuestro consumo de pescado.

Canarias tiene una población de 2´2 millones de habitantes, imagínense el impacto positivo que tendría que esa cantidad de personas consumiera una pieza menos de pescado a la semana. Y si podemos consumir ese pescado en lugares donde podemos asegurarnos de que ha sido pescado de forma local y sostenible, mejor.

Por otra parte, como pescadores recreativos se puede hacer exactamente lo mismo. En lugar de llevar 3 piezas a casa, pueden llevarse 2. Si en lugar de cumplir la talla mínima al milímetro,  solo capturan peces que sobrepasen esa talla unos cuantos centímetros, le estarán dando a esos peces un tiempo más de vida que les puede permitir reproducirse.

Desde el gobierno

Desde la administración es urgente la creación de Áreas Marinas Protegidas donde no exista ningún tipo de pesca. A corto plazo puede parecer una medida restrictiva, sobre todo para los pescadores profesionales, ya que su sustento depende de la pesca, pero se ha demostrado en innumerables ocasiones en diferentes lugares del mundo, que a largo plazo esas medidas funcionan. Si dejamos que una zona se recupere, esa biomasa de peces comenzará a aumentar, y parte de ella acabará saliendo de la zona protegida, donde los pescadores si podrán capturarla en lo que se llama en ecología como “efecto spillover” (desbordamiento).

Por lo tanto, de esta forma recuperaremos parte de nuestros fondos, al mismo tiempo que los pescadores profesionales podrán seguir realizando su actividad en el futuro. El ejemplo perfecto es Cabo Pulmo, un pequeño pueblo pesquero en el Mar de Cortés, en México. Hace unas décadas, motivados por la escasez de capturas, todos los pescadores del pueblo decidieron dejar de pescar y proteger la zona. Décadas después, la biomasa de peces de Cabo Pulmo ha aumentado en un 400%, convirtiéndose en uno de los lugares del mundo más conocidos para practicar buceo. El ecosistema se recuperó, y la comunidad local tiene ingresos estables. He tenido la suerte de bucear y grabar en ese lugar, y la explosión de vida que se puede observar es muy difícil de describir con palabras.

Cada persona cuenta

Como ven, todas nuestras decisiones pueden afectar de una forma u otra a la salud de nuestros fondos marinos. Está en manos de todos cuidar de nuestra biodiversidad para que las siguientes generaciones puedan disfrutar de lo que nosotros disfrutamos ahora. 

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