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La TEOcracia de los patrocinios en el Cabildo de Gran Canaria. / ELVIRA URQUIJO A.-EFE

La TEOcracia de los patrocinios en el Cabildo de Gran Canaria

El último viernes de septiembre celebramos Pleno Ordinario en el Cabildo de Gran Canaria. En nombre mi grupo, el Grupo Popular, formulé una pregunta oral para conocer si el gobierno insular tiene previsto sacar a convocatoria pública el próximo año la selección de proyectos y eventos promovidos por entidades privadas para patrocinar bajo la marca La isla de mi Vida.

Llevamos tiempo denunciando que una institución tan importante como el Cabildo de Gran Canaria debería lanzar cada año una convocatoria pública para respetar los criterios de igualdad, objetividad, publicidad y concurrencia competitiva entre todos los promotores de conciertos o productores de cualquier tipo de eventos, como ya ocurre en otras administraciones como Turismo del Gobierno de Canarias, que desde el año 2021 convoca este tipo de concursos en toda Canarias para la concesión de patrocinios.

La pregunta era muy clara, porque en este Cabildo se consigna una partida inicial para patrocinios de dos millones en el presupuesto de Presidencia que gestiona el consejero del Prica, Teodoro Sosa, aunque luego esta cantidad se va incrementando a lo largo del año mediante modificaciones de crédito, dando de alta unas partidas y de baja otras al antojo de Sosa y la anuencia del responsable de Hacienda, el consejero Pedro Justo.

No puede ser que la fórmula para conseguir un patrocinio sea el dedazo, por el procedimiento de negociado sin publicidad, y que la concesión del dinero dependa de una visita al despacho del consejero de Presidencia, que si le gusta el productor y el evento le asigna una partida económica y luegoda una orden verbal a su servicio para iniciar los trámites previos al pago de ese patrocinio.

¿Procedimiento riguroso?

No parece este un procedimiento muy riguroso, pero tal como manifestó el propio consejero de Presidencia en el último Pleno, no quiere convocar un proceso de selección abierto porque no está dispuesto a que un evento o un concierto que no le guste, que no sea de la línea de su gobierno, se le pueda colar en una convocatoria pública.

Es decir, los fondos públicos de todos los grancanarios están a disposición única y exclusivamente de lo que el grupo de gobierno imponga, sin ningún otro criterio.

Este fue el caso del fallido y escandaloso patrocinio a dedo de la gira de Isabel Pantoja. Teodoro Sosa consideró que el Cabildo de Gran Canaria, bajo el paraguas de La isla de mi vida, debía patrocinar con 160.500 euros a una artista que nada tiene que ver con Canarias, pero que iba a generar un gran impacto y a atraer a no sé cuántos turistas. Al final, lo que trascendió a todos los medios de comunicación locales y nacionales fue que el Cabildo apostaba para la promoción de la isla por una artista condenada por defraudar a Hacienda y encarcelada por un delito de blanqueo de capitales. Y como lo que mal empieza mal acaba, ni siquiera se cumplieron las estipulaciones del contrato: los conciertos no se celebraron todos, se modificaron los emplazamientos de los recitales inicialmente previstos en capitales de provincia a municipios más pequeños… Y, claro, la productorasolo pudo presentar una de las tres facturas pactadas consciente de los incumplimientos. 

Tan mal olía todo que el Grupo Popular ha estado desde el principio fiscalizando al detalle este polémico contrato de patrocinio. A día de hoy, casi tres años después, seguimos sin tener una resolución que confirme si se han cumplido o no con las estipulaciones establecidas en un contrato que, además, se firmó meses después de celebrado el primer concierto de la gira en el Gran Canaria Arena.

Por si fuera poco, hay que añadir que los contratos de patrocinios no los fiscaliza ningún funcionario, es el jefe de gabinete del presidente del Cabildo el que, con un informe de apenas tres líneas da el visto bueno da la orden de pago de las facturas a los promotores.

Circo del Sol

Recientemente hemos comprobado que el patrocinio a dedo concedido al Circo del Sol —unos 600.000 euros entre la Consejería de Presidencia y Turismo Gran Canaria— tampoco cumplió, y todavía no hemos podido ver el contrato suscrito con sus estipulaciones porque ni siquiera está colgado en la Plataforma de Contratación Pública del Estado.

En esta claro que el gobierno insular prefiere saltarse los principios de igualdad, objetividad, publicidad, transparencia, confianza legítima, economía, eficacia en el cumplimiento de los objetivos fijados y eficiencia en la utilización de los recursos económicos dirigidos a las entidades privadas que organicen eventos, conciertos o actividades que puedan generar un retorno publicitario de la marca La isla de mi vida. Prefieren, igual que hacen con las subvenciones, el dedazo y el clientelismo político.

Es evidente que el consejero Teodoro Sosa quiere seguir regando con dinero de todos los grancanarios —ahora más que nunca para buscar adhesiones a su nuevo proyecto político— a aquellos promotores que él estime que casan con su línea de actuación (algo totalmente subjetivo) y pueda sacar rédito político. Sólo hay que tocar en su puerta, seducir al consejero y tener un poco de suerte para resultar elegido y recibir un patrocinio a dedo que puede ir desde una cantidad pequeña hasta cifras de 160.500, 200.000, 300.000 o incluso hasta 600.000 euros.

No ocurre lo mismo cuando estos mismos productores quieren conseguir financiación del Gobierno de Canarias deben someterse a la convocatoria pública que rige la selección de proyectos y/o eventos organizados por entidades privadas y susceptibles de generar un retorno publicitario para la marca Islas Canarias, por lo que no todas las solicitudes son aprobadas y es un comité técnico el que resuelve. En el Cabildo de Gran Canaria, por el contrario, es el dedo mágico de Teodoro Sosa el que decide, poniendo a su fiel compañero Marino Alduán como responsable del contrato en vez de un funcionario de carrera. Por si fuera poco, también se ha sumado a la fiesta el PSOE de Augusto Hidalgo, que no quiere renunciar a su trozo del pastel. Un ejemplo fue el Fiestoron 2025, que logró patrocinio de Presidencia y Vicepresidencia.

Saquen ustedes sus propias conclusiones, pero está claro que aquí prima el clientelismo político marca de la casa, y que en los últimos meses se está acentuando aún más para impulsar la nueva aventura de Teodoro Sosa tras su abrupta ruptura con Nueva Canarias. Dios los cría y ellos se juntan.