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Opinión

Unidad sí, pero para reconstruir La Palma

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Llevamos días y semanas, desde que entró en erupción el volcán de La Palma, escuchando a los máximos responsables de los Gobiernos de Canarias y de España apelar a la palabra unidad. La unidad como concepto es un término que siempre he defendido a lo largo de mis años de gestión pública, ya fuera en tareas de gobierno o en la oposición. Unidad para sacar adelante proyectos legislativos claves para esta tierra, quizás el más relevante de todos el de la aprobación del nuevo Estatuto de Autonomía y la reforma del Régimen Económico y Fiscal en la pasada legislatura. Esos fueron unos logros palpables bajo el paraguas del término unidad. En ese caso, traspasamos el concepto y aprobamos hechos; realidades de las que hoy se benefician los más de dos millones de canarios y canarias, no sin esfuerzo, porque Madrid sigue sin respetarlos, pero ese es otro asunto.

Pero hoy la palabra unidad es sinónimo, para algunos, de aplaudir lo que hacen los Gobiernos del Estado y Canarias aunque lo que hagan no sea lo que merecen y esperan los ciudadanos, en este caso, los palmeros y palmeras. Podríamos hablar de la unidad para afrontar la reconstrucción de La Palma tras la erupción del Cumbre Vieja hace más de 64 días, pero es que hasta ahora es una palabra vacía y no lo digo yo ni los nacionalistas canarios, lo dicen los palmeros y palmeras que siguen sin recibir ayudas, que siguen teniendo un futuro incierto que equivale no al valor real de lo que han perdido sino tan solo a 30.000 euros si has perdido tu casa, 20.000 si has perdido tus tierras y cultivos y 9.000 euros si has perdido tu negocio, según el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Seamos serios en esto porque la dramática situación de La Palma lo requiere; la unidad no es un término que se lanza de forma unidireccional, ni se puede confundir con la subordinación a quien Gobierna desde el ostracismo sin tener en cuenta ningún otro criterio más que el suyo propio y eso, lamentablemente, es lo que está ocurriendo en La Palma.

Han pasado más de dos meses y las respuestas siguen sin llegar;  los compromisos se están quedando en las fotografías de responsables políticos que vienen a La Palma pero con las manos vacías. La respuesta de los Gobiernos de Canarias y España es insuficiente y el compromiso que han demostrado hasta ahora, también. Afrontar la reconstrucción de La Palma no es tarea fácil; es cierto. Pero lo  sería más si los anuncios dieran paso a los hechos.

Los palmeros y palmeras que han perdido su casa, sus enseres, sus trabajos, sus tierras; la vida que se habían labrado tienen necesidades que resolver ahora y necesitan respuestas urgentes de las administraciones públicas.  

Quien vea en este reclamo que hacemos los nacionalistas un signo de oportunismo político es quien ve en la unidad la excusa perfecta para hacer lo que quiera o lo que es peor no hacer todo lo que debiera sin que nadie pueda alzarles la voz  y ese no es el camino en el que nos encontrarán. Los nacionalistas canarios hemos tendido la mano; lo hicimos desde el minuto uno porque La Palma se lo merece, porque creemos que es posible labrar un nuevo futuro y dar algo más que esperanza a quienes la lava les ha arrebatado gran parte de su vida. Lo hicimos por responsabilidad pero también por dar un margen de maniobra a quienes están gestionando la crisis volcánica, pero el tiempo pasa y se agota como la esperanza de los miles de desplazados que no piden limosna, reclaman una oportunidad para volver a empezar en su tierra, en su casa, en la que sienten su hogar. Para ello hemos defendido iniciativas, entre ellas, la más importante, la puesta en marcha de un plan plurianual vía enmienda de 700 millones de euros a los Presupuestos Generales del Estado para 2022, una iniciativa que permitiría blindar el futuro de la Isla, que permitirá dar certezas y si no devolver lo perdido, sí restituirlo, otorgándole a los afectados el 100% del valor real de lo que han perdido, tal y como, se repondrán las carreteras al 100%, los colegios y centros de salud al 100%, y el resto de las infraestructuras públicas. Pero para esto no es aplicable la unidad, según los que gobiernan.

La Palma necesita pasar de los anuncios a la acción; necesita hechos. Necesita un plan no parches. Necesita que las casas lleguen, que las infraestructuras lleguen, necesita paliar los daños de las cosechas que no se pudieron recolectar, afrontar las pérdidas de los pescadores que no han podido faenar para que la economía de la Isla no siga sufriendo, para que no pierdan la esperanza de que podrán volver a levantarse si no hoy, mañana, necesitan que la normalidad llegue, pero para ello es necesario que las ayudas sean reales; sin excusas. Sin que los trámites burocráticos sean un impedimento. Con la esperanza de reconstruir lo que el volcán del Cumbre Vieja sepultó; ni más ni menos. Necesitamos unidad sí, pero unidad de acción.

 

Fernando Clavijo, secretario general nacional de Coalición Canaria-PNC