El espacio cultural Talleres Palermo acoge este viernes la presentación del primer documental sobre los orígenes del surf en Gran Canaria. Es la historia de Jesús Sierra, Agustín Macías, Sergio Urrestarazu, Federico Romero y Juan Carlos García, cinco pioneros que forjaron su amistad sobre las olas durante la década de los setenta, cuando surfear era la rebeldía de unos pocos y la costa un laberinto de rocas aún por descubrir.
El propio Macías es el director y productor de Historia del surf en Gran Canaria, obra que retrata a la comunidad isleña de la época. Lo hace de manera directa, sin la perspectiva de los vascos o de los cántabros, protagonistas de cintas como La primera ola: Los orígenes del surf en España, donde Canarias tienen un papel menor en todo este fenómeno contracultural nacido en EE UU.

Porque el surf comenzó a praticarse en Las Canteras por los "melenudos californianos que huían de la guerra de Vietnam", cuenta el director del documental, que ha dedicado más de dos años a restaurar fotos, recabar testimonios y extraer vídeos de sus míticas grabaciones en súper 8.
Leyendas vivas
Agustín Macías, además de surfista desde los 16 años, es ingeniero industrial, catedrádico e investigador químico, un apasionado del mar que ha apovechado la jubilación para contar la historia de su grupo de amigos, cuyas trayectorias han sentado las bases del surf en las islas.
Y es que Jesús Sierra y Federico Romero fueron campeones de España; Sergio Urrestarazu, el Halcón, surfeó por primera vez la peligrosa ola de El quemao, en Lanzarote, y Juan Carlos, el Inglés, es un reconocio shaper que ha consolidado la marca Rock Islands desde su tienda de Guanarteme, cuna de este estilo de vida hasta la actualidad.

Porque hasta ese rincón de la capital grancanaria llegaron los melenudos con sus tablas de fibra y sus camisas de palmeras. Ese material pasaba luego a manos de la comunidad local, que lo aprovechaba para irse al agua e "imitar" a los norteamericanos, marcando la estética surfera tan característica que ha echado raíces en La Cícer.
Mosca Point
Así consiguió Macías una Rice Surfboards. Se la vendió un estadounidense con el que se fue por la isla en busca de olas. Atrevesaron plataneras y tomateras hasta llegar a un acantilado cercano a Pozo Izquierdo. Esa mañana, entre los residuos de la agricultura, rompían izquierdas y derechas perfectas.

A la vuelta, el coche estaba lleno de moscas, y el guiri quería llamar Fly Point al nuevo pico, pero los canarios dijeron que aquello era Mosca Point.
De esa manera decubrieron y bautizaron la mítica ola del sureste de Gran Canaria, una de las mejores de Canarias siempre que el viento de la zona lo permite. Y así fueron haciendo comunidad: Playa del Hombre, Boquines y San Felipe en el Norte, El Confital en el otro extremo de Las Canteras... Un movimiento que nació en La Cícer y que se extendió por la costa con cada nueva expedición.
Anécdotas
Macías recuerda baños épicos con el Inglés, solos los dos con olas enormes en el Norte, como las que salen unas pocas veces al año entre El Roque y el Charco de San Lorenzo, al fondo de la costa de Moya, bautizada ahora como La Soledad, y también tardes enteras en la azotea para reconvertir un viejo foam en una tabla con la que surfear.

Entonces no había neoprenos, tampoco cajas para las quillas ni amarraderas, pero sí mucho ingenio y ganas de libertad: una cuerda y un calcetín eran suficientes para amarrarse la tabla el tobillo e irse al agua.
Estreno
Esas y otras anécdotas, con los primeros campeonatos en El Confital, costituyen la espina dorsal de Historia del Surf en Gran Canaria, el documental que se estrena este viernes en Talleres Palermo a las 19:00 horas.
La entrada es libre hasta completar aforo y se espera una buena acogida de público, tanto por el carisma de sus protagonistas como por el sello canario de todo el equipo, que lo integran también por Santi López e Inda Urrestarazu (realización), Toti Medina (música), Santi López y Javi Quintana (cámaras) y Pedro Benítez (restaurador fotográfico).