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El pirata Francis Drake en una de sus batallas / IA

Así venció Canarias al pirata más peligroso del mundo: con pan, queso y vino

Un ejército para nada profesional, unas ganas de resistir ante el ataque del pirata más temido del mundo y la comida: las claves para vencer en aguas de Canarias

Durante siglos, el Atlántico fue escenario de saqueos, guerras y asaltos protagonizados por corsarios al servicio de coronas rivales. Pero hay un nombre que aún provoca escalofríos en los libros de historia: Francis Drake. El corsario inglés que humilló a la Armada Invencible también intentó tomar Canarias y fracasó estrepitosamente.

El nombre de este pirata se susurraba con temor dentro y fuera de las murallas de España. A finales del siglo XVI, su historial ya incluía saqueos brutales en América, incendios, capturas y victorias sobre los ejércitos del Imperio. En 1595, con más de 3.000 hombres y 27 navíos, Drake decidió hacer escala en el archipiélago antes de continuar hacia el Caribe —y ya que estaba, entrenar un poco para la batalla—. 

Objetivo: Las Palmas

El objetivo era Las Palmas de Gran Canaria, ciudad clave en las rutas atlánticas. Pero lo que esperaba encontrar —una plaza débil y sin defensas— no coincidía con la realidad. El gobernador Alonso Alvarado, curtido en Flandes y Lepanto, y su teniente Antonio Pamochamoso, organizaron la defensa con precisión quirúrgica.

El Castillo de La Luz, fortaleza estratégica en el puerto de la capital grancanaria, abrió fuego antes de que los ingleses pudieran siquiera acercarse. La artillería bien posicionada dañó varios barcos enemigos y frustró cualquier intento de desembarco.

Pan y vino

La resistencia no fue solo militar. Mientras los soldados defendían la costa, Pamochamoso repartía pan, queso y vino entre los defensores, apaciguando los nervios de la población y levantando la moral. La ciudad no solo se defendía con pólvora, sino también con una red ciudadana decidida a resistir. Drake, desconcertado ante la férrea defensa y sin poder tomar la ciudad, ordenó la retirada. No hubo saqueo, no hubo combate terrestre. Las Palmas lo venció sin derramar sangre. Sería una de sus últimas derrotas antes de morir, meses después, en las costas de Panamá.

El intento inglés quedó en la historia como un hito: una ciudad canaria derrotó al pirata más temido del mundo sin ejército profesional. Solo con organización, coraje y algo de queso y vino.