La Autoridad Portuaria de Las Palmas parece dispuesta a resolver un problema tabú que lleva años comprometiendo la imagen y la actividad del Muelle Deportivo: el uso de las embarcaciones de recreo para vivir en la dársena de la bahía capitalina, una actividad que está prohibida por las diferentes normas que regulan el suelo de dominio público portuario.
Desde finales del año pasado, el Consejo de Administración que preside Beatriz Calzada ha impulsado diferentes procedimientos administrativos de desahucio contra propietarios o inquilinos por convertir sus embarcaciones en residenciales habituales o destinarlas al alquiler de terceros.
Aviso
La administración portuaria ha dado ahora un paso más y ha comenzado a remitir cartas a esos moradores para advertirles de la prohibición de vivir en el Muelle Deportivo, con la apertura del correspondiente procedimiento de desahucio o desalojo si persisten en su actitud.
El problema no es nuevo, existe desde hace una década larga, pero se ha intensificado desde la pandemia, sobre todo tras los fuertes incrementos de los precios de las viviendas, los alquileres y el boom vacacional, superando esta situación a la vieja y romántica decisión de vivir por gusto al abrigo de la marea.
Desfase
El Muelle Deportivo, con servicios de todo tipo para sus socios, es ideal para suplir esas carencias habitacionales, tanto que se han registrado situaciones estrambóticas, como la de una familia de cuatro hijos que acabó este año en la marina capitalina, tras llegar desde la Península y ser víctimas de una supuesta estafa inmobiliaria.
Los alquilares vacacionales, con anuncios en diferentes plataformas, están también detrás del auge de este fenómeno. De ahí que la Autoridad Portuaria comience una campaña para aumentar el control de estas embarcaciones.
Deshaucios
Hasta el momento, según la fuentes consultadas, se han enviado 11 cartas a propietarios de barcos que incumplen la ordenanza de la marina capitalina.
El Muelle Deportivo es la dársena de embarcaciones menores con más capacidad de Canarias: dispone de unos 1400 atraques e instalaciones para cubrir las necesidades de las tripulaciones o navegantes, como tiendas especializadas, supermercado, restaurantes y baños, entre otras.
Liberar espacio
El espacio, sin embargo, se queda pequeño ante la demanda de atraques, que arrastra incluso lista de espera.
La mayoría de esos amarres, además, están condicionados por regatas como la ARC, que tiene preferencia sobre los amarres, y cada año obliga a liberar la marina de embarcaciones.
Estos traslados a la zona de fondeo de Las Alcaravaneras casi siempre generan problemas con los barcos vivienda, pues suelen estar parados desde hace años y tienen problemas para navegar, además de ocupar y usar de manera incorrecta un espacio que es demandado por otros usuarios.
