El Guiniguada, además de Barranco, es el hogar de muchas personas de Las Palmas de Gran Canaria. No obstante, en esta ocasión no se hace referencia a los barrios que rodean este enclave de la capital que llega hasta Tejeda, sino a las personas que realmente habitan en él al no tener acceso a una vivienda.
Si se pasea por el barranco de día, se observa al resto de gente acompañados de sus perros o cruzando en sus quehaceres por la zona, por ejemplo, desde San Juan al rectorado de la universidad. Entre los caminos del Guiniguada y esa rutina también se encuentran esparcidos diferentes asentamientos de personas en situación de sinhogarismo. Camas, mantas, cartones, fuertes improvisados y hasta árboles de tendedero son el paisaje del barranco convertido en un pequeño barrio.
Acumulación de basura
De día los colchones, cojines y cartones están vacíos. Es a la noche cuando las personas que ahí viven al no tener alternativa vuelven a los rincones que se han montado, algunos mejor planificados que otros, con más o menos cosas y algo más a la vista o escondidos.
En lo que sí coinciden todos es en la basura que se acumula a su alrededor, desde envases vacíos de comida, botellas, zapatos, cajas de cigarros hasta sombrillas rotas.
La vida de Ramón
Ramón es una de las personas que viven en el barranco, aunque él ha buscado su rincón apartado de las vistas de los transeúntes, adentrándose un poco más en el cauce, dentro de una arboleda.
Con casi 66 años, lleva viviendo desde febrero ahí. Buscando donde asentarse, se encontró con un colchón en un “buen sitio", asocado y escondido, y ahí fue montando lo que, con una risa lamentosa, denomina su “reino”.
Sin acceso a vivienda
Aunque cobra una paga de alrededor de 490 euros, este dinero no le permite acceder a una vivienda en condiciones ni tampoco a una habitación compartida. Y a su edad, que lo contraten se convierte en una misión imposible: “¿quién me va a dar trabajo con la edad que tengo?”.
Por circunstancias de la vida, como se diría, ha terminado en esta situación que, aunque precaria, parece asumir que es un poco “lo que hay”. Duerme ahí, se ducha en los balnearios de Las Canteras, lava la ropa en la lavandería, se hace de comer y alimenta a los gatos del barranco.
Es consciente de los servicios del ayuntamiento, pero no quiere adaptarse a los horarios de los espacios y prefiere la libertad de poder ir y venir cuando quiere, además de que se suma el hándicap de la alta demanda de personas a estos servicios de alojamiento, por lo que indica que la cola de espera es larga. Más allá de las personas que se resguardan en el barranco, Ramón resalta todas las que en la misma situación también se ubican en la zona del Puerto. Asimismo, apunta que al tener ingresos, no cree que le den ayuda en los servicios sociales y se ha resignado sin preguntar.
Cada vez más sinhogarismo
El número de personas sin hogar atendidas por los servicios municipales de Las Palmas de Gran Canaria ha aumentado en los últimos meses, según los datos expuestos en la Comisión de Pleno de Bienestar Social. En la última, celebrada el 10 de septiembre, la concejala del área, Carmen Vargas, señaló que se prestó atención a 131 personas en situación de sinhogarismo durante agosto, una cifra que supera las registradas en mayo (120) y junio (127), reflejando una tendencia al alza.
Desde el área de Bienestar Social se detalla además que las plazas de los centros de atención a personas sin hogar permanecen prácticamente ocupadas todo el año, lo que evidencia la elevada demanda existente. En septiembre también se ofrecieron desayunos y cenas a 65 personas, una cifra que se mantiene estable respecto a meses anteriores.
Plazas de atención
Desde la Concejalía de Bienestar Social, se defiende que Las Palmas de Gran Canaria es una ciudad referente en la atención a personas sin hogar en Canarias, con una inversión anual que supera los 5 millones de euros en el circuito municipal de atención directa.
Los centros municipales de acogida cuentan con un total de 116 plazas repartidas en el Centro de La Isleta (50 plazas de media-larga estancia), en el de El Lasso (38 plazas para media estancia), en el Centro de Urgencias y Emergencias Ramón y Cajal, ubicado en El Polvorín, con 28 plazas, y en la Fábrica de Hielo, que acoge el Servicio de Información, Orientación y Valoración (SIOV) y el Servicio de Intervención en Calle (SIC), donde se ofrece desayuno y cena. Además, el piso tutelado municipal dispone de siete plazas de funcionamiento autónomo.
Refuerzo de los servicios sociales
El área municipal subraya que durante 2025 se han puesto en marcha contratos clave para reforzar los servicios sociales, entre ellos un servicio de alimentación en los centros de acogida, con una inversión anual de 1,44 millones de euros, y el servicio de apoyo a la autonomía personal e integración social, dotado con 825.079 euros al año.
También se han ampliado los convenios con entidades sociales, que pasan de 10 en 2024 a 14 en 2025, con una dotación de 3 millones de euros, un 33% más que el año anterior. De esa cantidad, 1,6 millones —más de la mitad— se destinan directamente a la atención a personas sin hogar.
Por otro lado, la línea de subvenciones al tercer sector por concurrencia competitiva asciende a 1,5 millones de euros, 250.000 más que en 2024, lo que supone un incremento del 20%.
Proyectos pendientes
Actualmente, el Ayuntamiento ejecuta la segunda fase de la Fábrica de Hielo, con una inversión de 1,4 millones de euros procedentes de fondos europeos. Las obras se centran en la segunda planta, que se adaptará como Centro de Noche, con 10 dormitorios y capacidad para más de 30 personas, y la tercera planta que se destinará principalmente a uso administrativo.
Aún así, hay proyectos que continúan en el aire. En 2024, el Ayuntamiento anunció la puesta en marcha del programa Housing First, un proyecto destinado a crear una red de pisos de acogida que permitiera a personas sin hogar iniciar un proceso de reintegración social en entornos más estables. Sin embargo, el plan continúa sin materializarse.
Durante la última comisión plenaria, la concejala de Bienestar Social explicó que el procedimiento de licitación “no podía realizarse como se planteó inicialmente desde el Ayuntamiento”, motivo por el cual no ha podido resolverse ni incluirse en los presupuestos municipales.
