En el corazón de Las Palmas de Gran Canaria, una tienda emblemática cierra sus puertas después de casi 100 años de historia —desde 1929—. Esta tienda no vendía sólo trajes o vestidos; vendía momentos de felicidad: ropa para bodas, bautizos, comuniones y todo tipo de ceremonias, citas para celebrar con familia y amigos.
A lo largo de las décadas, el local ha sido testigo de una evolución social y cultural en la ciudad. Sin embargo, el cierre definitivo de este comercio ha generado una fuerte sensación de nostalgia, especialmente entre los vecinos de la Calle Mayor de Triana, donde su presencia fue una constante en el paisaje comercial.
Adiós a Cortés, una tienda casi centenaria
Con el cierre de Cortés se va una época. Tiendas de toda la vida, negocios familiares, como Rexachs, Almacenes Arencibia, Zapatos Quesada, Joyería Oscar Ernst, Pastelería Morales, Focus, Palacio de los Juguetes, Bazar Nueva York, Cardona o Tejidos José Rivero han dado paso, en las últimas décadas, a franquicias que convierten a Triana en otra calle comercial más del mundo en la que se dejan ver las mismas marcas y los mismos escaparates.
Durante décadas, Cortés fue el lugar de referencia en Las Palmas de Gran Canaria para vestir a caballeros y niños en sus días más especiales. Desde las tendencias más clásicas hasta las más novedosas, la tienda ofrecía un servicio cercano, personalizado y ligado a la tradición. Su escaparate, inconfundible, era parte del paisaje emocional de la ciudad.
La tienda que vestía a generaciones
El anuncio de su cierre ha generado una oleada de nostalgia entre clientes fieles y vecinos de la zona, que recuerdan sus visitas para elegir el traje de la primera comunión, el de su boda o el de un evento importante. Muchos lo consideran un ejemplo más de la progresiva desaparición del comercio local tradicional en favor de grandes cadenas que, si bien aportan dinamismo, también uniformizan la oferta y restan identidad al barrio.
El vacío que deja no es solo físico: también es emocional. La Calle Mayor de Triana, declarada Zona de Gran Afluencia Turística, es hoy un espacio con gran tránsito, pero con menos alma de barrio que hace unas décadas. El cierre de Cortés pone sobre la mesa la necesidad de repensar el equilibrio entre tradición y modernidad en los centros históricos.
Mientras se baja el cierre por última vez, el recuerdo de Cortés perdura en fotografías de familia, álbumes de bodas y celebraciones en las que siempre hubo alguien que vestía un traje salido de ese local. Su historia se suma a la de otros nombres ilustres que han marcado el alma comercial y sentimental de Triana.
