El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria quiere darle un lavado de cara urbanístico a la zona de Ciudad Alta. Los planes de la corporación municipal abarcan 255,7 hectáreas entre La Ballena y Tamaraceite; así como toda la distancia que separa el Hospital Doctor Negrín de la circunvalación GC-3. Aunque son varios los puntos afectados, en uno la preocupación es mayor entre los vecinos ante el riesgo de que afecte a unos 125 edificios.
El proceso está todavía en una fase inicial. Se encuentra en el periodo de alegaciones de la evaluación ambiental estratégica —que terminará el próximo 5 de junio— y a continuación el procedimiento continuará su curso. La clave para entender la polémica que se ha generado está en las diferentes alternativas que maneja el Consistorio para el área de actuación y la que ha generado cierta alarma en el barrio de Las Torres es la segunda.
"Propuesta elegida"
La número dos incluye la afectación de unas 124 o 127 infraestructuras —en su mayoría casas terreras que podrán ser demolidas— de las que resulta complicado saber el número concreto de viviendas y familias que se podrían ver afectadas. El objetivo, en caso de actuar así, sería ganar un mayor número de espacios públicos. Todavía no hay una decisión definitiva, pero en un documento aparece como la “propuesta de ordenación elegida”.
Si se analiza desde un punto de vista general, es una opción con la finalidad de que los edificios crezcan en altura —podrían llegar incluso a los 20 pisos—. La estrategia busca liberar suelo para facilitar la expansión del espacio público y ámbitos ajardinados. En el caso de Las Torres, entre las calles Junco y Berrazal una manzana entera de casas terreras pasa a aumentar entre seis y 10 plantas.
Tamaño de los edificios
Pero la cosa no queda ahí porque al lado del colegio de Las Torres, entre las vías Amapola y Aguacate, existe un suelo que pasa a ser espacio público. La alternativa dos es muy distinta a las demás porque la tres, por ejemplo, rebajaría el tamaño de los edificios. Desde el Ayuntamiento lanzan un mensaje de tranquilidad y aseguran a este periódico que la modificación urbanística “aún no está definida”.
En el Consistorio ponen sobre la mesa que todo está en proceso de evaluación ambiental estratégica con sus respectivas alternativas. “Durante el cual hay un periodo de información pública y de alegaciones, que también lo habrá más adelante cuando se inicie la redacción del plan que incluirá un proceso participativo con los vecinos y vecinas”, detallan. Por el momento, todas las posibilidades están abiertas.
"La que más de acerca"
Aún así, no se puede obviar que la segunda opción aparece como la elegida. En otro informe se puede leer que “la propuesta de ordenación que más se acerca a la resolución de los objetivos planteados es la alternativa 2”. Merece la pena resaltar que cuando el Ayuntamiento habla de la modificación que hará realidad la Nueva Ciudad Alta no solo se refiere a Las Torres, el barrio es solo una parte de todo lo que abarca la iniciativa municipal.
El total de casas terreras construidas que corren riesgo de ser derruidas oscila entre las 70 y 80. Luego, en la calle Mimosa —entre Camelia y Nardo— unos 49 edificios pasarían a espacio libre a lo largo y ancho de tres manzanas. Ocurre lo mismo con unas 50 o 60 que están ubicadas entre las calles Bambú, Moral, Junco y Laurel. Además, entre Madreselva y Petunia puede afectar a una zona con casas terreras y otro que sirve como aparcamiento.
Objeto de alegaciones
El concejal de Urbanismo, Mauricio Roque, explicó durante una comisión de pleno el pasado 20 de mayo que las alternativas y el documento ambiental pueden ser objeto de alegaciones. Cuando termine todo el proceso es cuando, dijo, se conocerá el contenido definitivo de la redacción. Aseguró que cabe la posibilidad de que se mezclen las opciones. “La uno con la dos o la tres con la cuatro”, puso como posibles ejemplos.
Sobre por qué la segunda aparece como elegida, argumentó que es un procedimiento habitual, pero dio a entender que eso no significa que sea por la que se decanten al final. “Tenemos un camino amplio con los vecinos”, subrayó. “La preocupación les ha llegado y los recibiremos en breve, los informaremos de los derechos que tienen para participar de la forma más satisfactoria”, apostilló.
De manera ordenada
El edil desarrolló en una nota difundida el pasado 2 de abril que “el objetivo es garantizar que la transformación de este ámbito urbano se realice de manera ordenada, facilitando la creación de espacios más funcionales, accesibles y adaptados a las demandas actuales de la ciudadanía”. Según el Ayuntamiento, se busca completar la red de dotaciones y equipamientos para así resolver de manera eficaz las carencias y necesidades sociales.
Una de las grandes incertidumbres que viven los vecinos es qué pasará con ellos si finalmente la opción elegida fuera la que incluye derribar viviendas. Gustavo Sánchez, concejal del Partido Popular (PP) en el Ayuntamiento capitalino, asegura que es normal que se movilicen “porque nadie les ha dicho nada”. “Nosotros no apoyamos el inicio del trámite”, recuerda.
Una posible solución por parte del Consistorio sería darles una compensación económica a cambio de la expropiación. En ese caso, para el edil de la oposición el problema está en que “los justiprecios no se ajustan a los precios del mercado” de la vivienda. Se trata de un asunto que —hipotéticamente— complicaría la búsqueda de otra casa.
