La tarde del viernes comenzó con un cambio en el cielo. Poco antes de las 14:00 horas, la habitual panza de burro comenzó a retirarse, dejando paso a un cielo despejado. A esa misma hora, un helicóptero traía al rey Felipe VI desde la base aérea de Gando hasta el muelle de Las Palmas, donde embarcaría en el buque de acción marítima Tornado, fondeado frente a Vegueta.
Desde allí presidió la revista naval, en la que una docena de buques desfilaron por la bahía capitalina. El submarino Isaac Peral, que participaba por primera vez en un acto de este tipo, fue uno de los elementos que más llamó la atención entre el público que seguía el despliegue desde el paseo.
Miles de personas
A medida que avanzaba la revista, miles de personas comenzaron a moverse como peregrinos por la Avenida Marítima rumbo a Las Alcaravaneras, aunque el acceso a la playa estaba cerrado. La mayoría se concentró en el paseo marítimo y en el muelle del Club Náutico, donde se vivieron momentos de cierta aglomeración.
Desde allí, se seguía todo con atención. Familias con niños, personas mayores, curiosos y turistas buscaban un hueco desde donde ver la exhibición que empezaría poco después. A las 16:30, con puntualidad, arrancó la exhibición dinámica organizada por las Fuerzas Armadas.
Paracaidistas y bandera
La exhibición comenzó con la entrada de varios paracaidistas, que descendieron sobre la arena desde gran altura. Uno de ellos portaba una bandera de España que ondeó sobre la playa antes de aterrizar con precisión. Fue uno de los momentos más simbólicos de la tarde y marcó el inicio oficial del acto ante los aplausos de los presentes.
El speaker, presente durante toda la jornada, explicó cada maniobra e intervención. Alternaba fragmentos musicales con descripciones detalladas, lo que ayudó a que el público no se perdiera ninguna parte del programa.
Orden y constancia
La Armada abrió la secuencia con demostraciones de desembarco y despliegue sobre la playa. Le siguió la Unidad Militar de Emergencias (UME), que recreó una intervención para buscar personas sepultadas. También participó el Ejército de Tierra, con una operación de evacuación sanitaria y una simulación de toma de muestras y descontaminación NBQ.
Cada intervención se desarrolló con fluidez, manteniendo la atención del público sin sobresaltos. En el ambiente se respiraba curiosidad, y muchos asistentes grababan con sus teléfonos o comentaban en voz baja los detalles de las maniobras.
El momento más aplaudido
La Guardia Civil protagonizó la maniobra más espectacular de la tarde: un simulacro de interceptación de una narcolancha. Con apoyo aéreo y marítimo, la operación terminó con la detención de los supuestos tripulantes en la arena, ante la expectación general.
Muchos de los presentes siguieron la acción con atención. “La parte de la lancha fue lo que más me impactó, por cómo lo montaron”, comentaba un vecino del barrio de Arenales, que había acudido con sus hijos. Los móviles grababan desde todos los ángulos posibles.
Broche final
En el tramo final, la Patrulla Águila sobrevoló la ciudad en varias pasadas con formaciones como el rombo y el sacacorchos. La estela rojigualda fue uno de los momentos más fotografiados del día.
Una postal inédita
Las Palmas de Gran Canaria acogía por tercera vez los actos centrales del Día de las Fuerzas Armadas, tras las ediciones de 1986 y 2003. Esta vez, sin desfile en tierra, la ciudad vivió una jornada centrada en el mar y el aire, seguida por miles de personas desde el espacio público.
Más allá de la vistosidad del acto, muchos asistentes destacaban la oportunidad de ver de cerca un despliegue poco habitual en las islas. Una jornada organizada al detalle, en la que las Fuerzas Armadas mostraron parte de sus capacidades en un entorno civil y abierto.