Atlántico Hoy, durante la Semana Europea de la Movilidad, quiso comprobar cuánto tardan realmente distintos medios de transporte en la capital grancanaria en un recorrido cotidiano. El trayecto elegido no fue al azar: la salida desde el Parque Santa Catalina y la llegada al Cabildo de Gran Canaria reproduce lo que haría cualquier vecino de la zona Puerto–Canteras que necesite resolver un trámite administrativo en pleno centro.
Tres redactores salieron al mismo tiempo, uno en Sitycleta, otro en Guaguas Municipales y otro en coche particular —un poco antes de las ocho de la mañana— y entre los tres delinearon la movilidad de la capital grancanaria ante situaciones, escenarios, problemas y soluciones habituales en el día a día de los vecinos de la ciudad más poblada del Archipiélago.
Bicicleta
El recorrido en Sitycleta arrancó por la trasera de Santa Catalina, pasando por Miller y Elder para enlazar con los carriles bici del Arsenal y el Club Náutico y continuar por el de la Avenida Marítima. Fue un trayecto fluido y sin incidencias, con escaso tráfico de bicicletas y patinetes.
La llegada al entorno del Cabildo se realizó por Bravo Murillo en el carril bus-taxi y el cronómetro marcó menos de veinte minutos. El coste del viaje fue de 1,50 euros —tarifa básica del servicio tras descargarse la app en el móvil— y la huella de carbono, nula.
Guagua
La guagua (línea 2) partió desde la parada de Santa Catalina y recorrió un eje clave de la ciudad con carriles exclusivos en tramos como el Puerto, Mesa y López, Pío XII y Tomás Morales. El tiempo total fue de 25 minutos, un resultado competitivo en hora punta.
El redactor que utilizó el servicio de Guaguas Municipale es beneficiario de Wawa Joven, por lo que su pasaje —al estar bonificado— fue gratuito. Sí usted no dispone de una de las opciones financiadas por el Estado para acceder a la gratuidad de las guaguas en Canarias, el billete sencillo cuesta 1,40 euros. Las emisiones, en este caso, rondaron los 0,4 kg de CO₂, muy por debajo de las del coche.
Coche
El coche particular salió desde Tomás Miller con un arranque fluido, pero pronto se topó con la congestión en Mesa y López y en el cruce con la GC-1 a la altura de Las Alcaravaneras. Continuó por la Avenida Marítima hasta Carvajal y la vía anexa hacia San Telmo, con fuertes retenciones en Bravo Murillo.
El peor momento llegó al intentar aparcar cerca del Cabildo: entre los atascos en Tomás Morales, los cortes de calles que obligaron a desviarse por Murga y las vueltas por Canalejas, el vehículo acabó estacionado en Perojo, en zona azul. El tiempo final ascendió a 43 minutos, el coste aproximado fue de 2,50 euros —combustible y aparcamiento— y las emisiones rondaron los 0,7 kg de CO₂.
El reloj no miente
Los resultados hablan por sí solos: menos de 20 minutos en bici, 25 en guagua y 43 en coche. La Sitycleta fue la más rápida, barata y limpia; Guaguas Municipales ofreció un servicio estable y eficiente; y el coche particular resultó el más lento, caro y contaminante.
El experimento confirma que en trayectos cotidianos entre Puerto–Canteras y la zona de San Telmo, las opciones más ventajosas son la bici pública y el transporte urbano colectivo. El coche se ve penalizado por los atascos, la búsqueda de aparcamiento y un impacto ambiental que casi duplica al del bus.
Lección evidente
La experiencia demuestra que, en Las Palmas, apostar por medios sostenibles no es solo una cuestión de ecología, sino también de tiempo y bolsillo. En la ciudad, la movilidad activa y las guaguas urbanas permiten llegar antes, gastar menos y contaminar poco. El vehículo privado, salvo que cuente con una plaza garantizada en destino, es la opción menos recomendable para quienes quieran ganar la carrera diaria contra el reloj.
