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El expresidente de Canarias, Manuel Hermoso, en el acto de de entrega de sus archivos y de los del expresidente Adán Martín al Archivo Provincial de Santa Cruz de Tenerife. / RAMON DE LA ROCHA-EFE

Manuel Hermoso, el nacionalista al que no le tembló el pulso

No solo fue una de las figuras más importantes del nacionalismo canario sino que también fue una persona clave para asentar las especificidades canarias de cara a Bruselas

En el libro de la historia reciente de Canarias, el político y empresario Manuel Hermoso ocupa varios capítulos. No solo fue una de las figuras más importantes del nacionalismo canario sino que también fue una persona clave para asentar las especificidades canarias de cara a Bruselas

Hermoso llegó a la presidencia del Ejecutivo Canarias con las siglas ya creadas de Coalición Canaria. Fue en la tercera legislatura del Parlamento de Canarias. En las elecciones de 1991, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), con Jerónimo Saavedra al frente, llegó a un pacto con las Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC) y formaron un gobierno de coalición. 

La ruptura

El pacto no llegó a finalizar la legislatura. La política fiscal creó un cisma entre ambas agrupaciones. Mientras que los independientes reclamaban una reforma del Régimen Económico Fiscal con más incentivos fiscales para atraer empresas al archipiélago, el PSOE consideraba que esas propuestas eran excesivas y difícilmente defendibles ante el Gobierno central y Bruselas.

Este desacuerdo culminó en la ruptura del pacto en marzo de 1993. Posteriormente, las AIC, junto con el Centro Canario Independiente (CCI), Iniciativa Canaria (ICAN) y Asamblea Majorera (AM), presentaron una moción de censura contra Saavedra, quien estaba en su segundo mandato como presidente del Gobierno de Canarias. 

Lorenzo Olarte, de pie, rodeado por Adán Martín, Ángel María Villar y Manuel Hermoso. / CARLOS GONZÁLEZ

Primer mandato

Manuel Hermoso, líder de las AIC y vicepresidente del Gobierno en ese momento, fue propuesto como candidato a la presidencia. De esta forma, Hermoso comenzó su primera etapa como presidente de Canarias, pasando a la historia por ser la cuarta persona en ocupar este cargo. 

En esta etapa, Hermoso afianzó sus políticas centradas en fortalecer el autogobierno, con un claro enfoque en la fiscalidad canaria y en las infraestructuras clave de Canarias. Su liderazgo como político pasó por un nacionalismo moderado y especialmente pragmático, centrado en el desarrollo insular. 

Segundo mandato

En las elecciones de 1995, Hermoso consiguió con Coalición Canaria 21 escaños de los 60 disponibles en el Parlamento de Canarias. Su segundo mandato como presidente del Ejecutivo canario fue estable y revalidó la fuerza de Coalición Canaria como principal partido nacionalista canario. 

Si bien Hermoso siempre lideró un nacionalismo alejado del independentismo, no le tembló la mano a la hora de presionar al mismísimo Gobierno central para que reconociera las especificidades de Canarias. 

Manuel Hermoso. / PARLAMENTO DE CANARIAS

El pulso

En 1997, Hermoso lanzó un aviso al Gobierno de España: si no conseguía que la Comisión Europea aprobara las especificidades del Régimen Económico y Fiscal canario. El presidente canario reclamó a su homólogo en el Gobierno central, José María Aznar, que se involucrara personalmente en las negociaciones con Bruselas. 

Este aviso no solo iba a afectar al pacto que los nacionalistas tenían con el Partido Popular en Canarias, sino también al apoyo en el Congreso de CC al Gobierno de Aznar. 

Quizás fue su pasado como empresario o su ambición como nacionalista la que impulsó la defensa de los intereses económicos de Canarias, con políticas centradas en las especificidades canarias y con la integración del Archipiélago en el marco europeo. El papel de Hermoso como presidente de Canarias fue fundamental para la historia de las islas, aunque sin duda su etapa previa, como alcalde de Santa Cruz de Tenerife, siempre será recordada por ser no solo el primer alcalde de la capital, sino quien impulsó su transformación.