Antonio Morales prefiere dejar en el aire su futuro político inmediato. A falta de dos años para las próximas elecciones, el presidente del Cabildo de Gran Canaria evita aclarar si repetirá como candidato ni bajo qué siglas lo haría: ¿volverá a encabezar la lista de Nueva Canarias o dará el salto a Municipalistas Primero Canarias, el nuevo partido impulsado por la escisión del que fuera su formación?
“Ya veremos. Quedan dos años para decidir”, se limitó a decir este lunes durante un acto público, sin cerrar la puerta a ninguna opción. La indefinición de Morales, lejos de frenar la actividad política a su alrededor, ha acelerado los movimientos de su entorno más próximo, especialmente de Óscar Hernández, su delfín político y presidente de la gestora de Municipalistas Primero Canarias.
Expansión
El también alcalde de Agüimes —tomó el relevo de Morales en el cargo— ha tomado las riendas del nuevo proyecto junto a Teodoro Sosa —alcalde de Gáldar y vicepresidente de Morales en el Cabildo— con una hoja de ruta clara: expandir la estructura del partido más allá de Gran Canaria. Ya se han activado contactos en Fuerteventura, Lanzarote y Tenerife, al tiempo que se celebran reuniones semanales de la dirección provisional de la formación.
Municipalistas Primero Canarias se encuentra en plena fase de construcción, preparando su congreso fundacional para octubre, que marcará su posicionamiento ideológico y programático. Mientras, su futura sede en Tomás Morales, a escasos metros del Cabildo, avanza en su acondicionamiento como centro operativo.
Implantación insular
Hernández ha reconocido que el nuevo partido despierta ilusión en antiguos y nuevos actores políticos, que están “tocando la puerta” para sumarse a un proyecto que pretende renovar la política municipalista desde una óptica canaria. La presentación pública en Infecar fue solo el primer paso visible de una estrategia que ya trabaja por lograr implantación insular y presencia en los principales municipios del Archipiélago.
Con Morales en pausa y Hernández al mando de la expansión, la política insular vive un tiempo de reconfiguración donde el tablero progresista —dentro del nacionalismo— se redefine y los liderazgos se miden también en clave de estrategia territorial. ¿Será Antonio Morales el punto de encuentro entre dos almas divididas o dejará que sus herederos políticos lo intenten por su cuenta? La respuesta, en 2027.
