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Lucha del pueblo saharaui / EFE

Una frontera borrada por la CIA y lealtad de Canarias con el Estado: la lucha del Sáhara sigue viva

El Gobierno autonómico, encabezado por Fernando Clavijo, insiste en asumir la posición del Ejecutivo nacional sobre la solución del conflicto entre el Sáhara y Marruecos

La Organización de Naciones Unidas (ONU) reconoció en 1991 el derecho a la autodeterminación del Sáhara frente a Marruecos. Aquel gesto marcó un nuevo capítulo de un conflicto que parece interminable. Ahora, 34 años después, la CIA ha borrado la frontera entre ambos territorios y Canarias insiste en asumir la posición del Gobierno de España: apostar por un plan de autonomía como solución.

Ambas situaciones, aunque ocurrieron en diferentes tiempos, guardan una relación entre sí. Las dos coinciden en que el Sáhara debería ser una provincia más del Estado marroquí, idea que rechaza de pleno el Frente Polisario —el movimiento nacional de liberación—, quien apuesta por la independencia total del territorio.

"Por la vía pacífica"

Carmelo Ramírez (NC), consejero de Cooperación Institucional y Solidaridad del Cabildo de Gran Canaria, expresa en declaraciones a Atlántico Hoy que al pueblo saharaui no le queda otra opción que exigir la celebración del referéndum porque el asunto se debe resolver “por la vía pacífica”.

Considera que tanto el movimiento de la CIA como la postura del Ejecutivo regional, son “una violación flagrante de los derechos de la población en el Sáhara Occidental”, quien tiene derecho, dice, a decidir sobre su futuro.

Campo de refugiados saharauis / EFE

Nueva etapa de relaciones

Una de las mayores polémicas que ha surgido en los últimos meses fue cuando el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, subrayó durante una visita a Rabat (Marruecos) en octubre de 2024 que asumía “enteramente” la postura del Estado sobre el conflicto. “No puede ser de otra manera”, llegó a añadir. 

El Ejecutivo autonómico ha vuelto a incidir en la idea en una respuesta por escrito al diputado de Nueva Canarias (NC) Luis Campos en el Parlamento regional. El documento, firmado el pasado 9 de enero, resalta que el Gobierno encabezado por Clavijo “apuesta por el impulso de una nueva etapa de relaciones con Marruecos”. 

Imagen de lucha saharaui / EFE

"Es una vergüenza"

Para Ramírez, la posición de Clavijo “es una vergüenza”, dado que “no reconoce la legalidad internacional —en base a una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea— en la solución del conflicto”. 

Hace el ridículo y deja a Canarias en una situación muy difícil teniendo en cuenta que aquí siempre ha habido una tradición de las instituciones en respetar el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui”, agrega.

Carmelo Ramírez, consejero del Cabildo de Gran Canaria, en unos campamentos organizados por el Frente Polisario / CEDIDA

"La confianza"

El vínculo con el reino alauita, según el texto parlamentario, estará basado “en la confianza, el respeto mutuo y la cooperación para avanzar en la prosperidad del espacio geográfico que compartimos”. Incide en que, conforme al artículo 149 de la Constitución, las competencias en materia de relaciones internacionales corresponden al Ejecutivo español. 

Por tanto, el Gobierno de Canarias, por lealtad institucional, asume su posición respecto al futuro del Sahara”, prosigue. Además, recuerda que la comunicación del Estado con Marruecos en 2022 establece que España reconoce la importancia de la cuestión del Sáhara Occidental para el país norteafricano, así como los esfuerzos para encontrar una solución  mutuamente aceptable.

Fernando Clavijo en su visita a Marruecos / EFE

Posición de España

“En este sentido”, reza la respuesta parlamentaria, “España considera la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver este referendo”. 

“El Estatuto de Autonomía de Canarias en su artículo 195, establece que el Gobierno de Canarias, dentro del ámbito de sus competencias y de la defensa del interés general que le está constitucionalmente atribuida, ejercerá su propia acción exterior, sin perjuicio de la función de representación y las competencias que corresponden al Estado”, continúa.

Carmelo Ramírez, consejero del Cabildo de Gran Canaria, en unos campamentos organizados por el Frente Polisario / CEDIDA

Donald Trump

La polémica en el Sáhara Occidental no solo es un debate español —país del que fue colonia—. También ha llegado hasta Estados Unidos, donde tras la investidura de Donald Trump como presidente, se retomó la postura de reconocer la soberanía de Marruecos a cambio de que el reino alauita normalizara las relaciones diplomáticas con Israel

El país norteamericano fue el primero en reconocer de manera oficial el control de Marruecos sobre el territorio saharaui, una idea que coincide con que la CIA haya decidido eliminar la frontera que los separa. En cualquier caso, más allá de las consecuencias a nivel internacional, para Canarias son relevantes.

"Vulnerando los derechos"

El consejero de Cooperación Institucional y Solidaridad en el Cabildo de Gran Canaria pone sobre la mesa que el movimiento americano constituye una manipulación sin valor jurídico.

Pero no solo se refiere a la “declaración unilateral de Trump”, sino también a la de Pedro Sánchez “vulnerando los derechos del pueblo saharaui”. Subraya que la ONU no pone el foco en esos casos porque son declaraciones sin validez jurídica. “Es dar carta blanca a la represión del Gobierno de Marruecos”, exclama. 

Consecuencias para Canarias

Un ejemplo de las consecuencias para Canarias puede ser la redefinición de las aguas internacionales porque Marruecos se vería en la potestad de reclamar la ampliación de su Zona Económica Exclusiva hasta las 200 millas náuticas desde la costa saharaui. La ruta migratoria también se vería afectada porque Marruecos se podría consolidar como vigilante clave.

Por otro lado, si Marruecos consolidara su control sobre el territorio, podría reclamar la gestión del tráfico aéreo afectando a los ingresos derivados de estas rutas en una zona clave en el tránsito de aviones entre Europa y Sudamérica. No solo eso, sino que Rabat ganaría legitimidad internacional para explotar el petróleo, el gas y los fosfatos del Sáhara, consolidando su dominio sobre los recursos energéticos de la región.