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La disfagia es un trastorno que dificulta a las personas tragar con normalidad / EUROPA PRESS

La disfagia, el enemigo invisible: el 90% de los casos pasa desapercibido

Tragar es un acto tan rutinario que rara vez se piensa en él. Sin embargo, cuando este gesto deja de funcionar correctamente puede revelar un trastorno peligroso para la salud

 

 

Fernando Baquero

Tragar es un gesto tan automático, tan cotidiano, que apenas reparamos en su ejecución. Pasa como pasan las horas del día: sin notarse, sin celebrarse. Y sin embargo, cuando ese mecanismo íntimo y delicado comienza a fallar, lo que antes era un simple acto se convierte en una amenaza. Así ocurre en quienes sufren disfagia, una alteración de la deglución que, lejos de ser una rareza, es más común de lo que se cree y puede acarrear consecuencias graves si no se detecta y trata con prontitud.

“Es una dificultad para el paso de alimentos y líquidos desde la boca hasta el estómago que puede derivar en complicaciones serias”, explica doctor Dwight Enrique Zambrano, otorrinolaringólogo del Hospital Quirónsalud Costa Adeje.

Entre el 2% y el 16% de la población general puede experimentar disfagia, pero en los mayores de edad, la cifra asciende hasta un preocupante 30%. Aún más alarmante es el hecho de que nueve de cada diez casos permanecen en la sombra, sin diagnóstico ni tratamiento adecuados. La enfermedad avanza silenciosa, disfrazada a menudo de otras dolencias o confundida con el deterioro natural del envejecimiento.

Un trastorno con múltiples raíces

Las causas de la disfagia son tan variadas como las personas que la padecen, aunque las enfermedades neurológicas figuran entre las más comunes. Ictus, párkinson, esclerosis múltiple, ELA o lesiones en la médula espinal suelen interrumpir los delicados engranajes del reflejo deglutorio. También aparecen casos tras cirugías de cabeza y cuello, en presencia de tumores obstructivos o enfermedades musculares que afectan la coordinación y fuerza de los músculos implicados en tragar.

Pero no es solo la alimentación lo que está en juego. “Uno de los mayores peligros de la disfagia es la aspiración, es decir, cuando el contenido ingerido se desvía hacia la tráquea y las vías respiratorias en lugar de seguir su curso natural hacia el esófago. Este error funcional puede desencadenar una neumonía por aspiración, especialmente letal en personas inmunodeprimidas”, alerta el especialista. Para mayor complicación, muchas de estas aspiraciones son silentes: no hay tos, ni molestia visible, ni señales que alerten al paciente o al entorno. Sólo pruebas específicas permiten sacarlas a la luz.

Diagnóstico en tiempo real y sin radiación

Muchos pacientes acuden a consulta tras sufrir infecciones respiratorias recurrentes, sin que se halle una causa aparente. En más casos de los que se cree, la disfagia es la raíz oculta del problema. Para identificarla, la medicina cuenta con una herramienta tan eficaz como accesible: la Videoendoscopia de Deglución (VED). “Esta prueba consiste en introducir una cámara muy fina por la nariz, que permite ver en directo cómo el paciente traga distintas texturas y volúmenes de comida”,  explica el doctor Zambrano.

La VED ofrece una visión precisa del comportamiento de la lengua, el paladar, la faringe y la laringe durante el proceso deglutorio. Permite detectar si quedan restos de alimento tras el paso o si parte del contenido ha tomado el camino equivocado. A partir de los resultados, el equipo médico puede personalizar el abordaje del paciente: desde recomendar texturas seguras hasta diseñar un plan de reeducación de la deglución junto con logopedas especializados.

Es una prueba rápida, no invasiva, sin radiación y bien tolerada por el paciente. Su facilidad de aplicación en consulta la convierte en una técnica de referencia en el abordaje integral de la disfagia. “Gracias a ella, se puede prevenir el deterioro nutricional, evitar la deshidratación y, sobre todo, esquivar esas complicaciones respiratorias que tantas veces se llevan consigo lo más valioso: la salud inadvertida que habita en un simple gesto de tragar”, concluye el otorrinolaringólogo del Hospital Quirónsalud Costa Adeje.