La ciudad de Santa Cruz de Tenerife presentó este lunes su nuevo atractivo turístico. Concretamente para los amantes de las aves, pero para cualquier visitante. Se trata del nuevo hide -punto de avistamiento de aves- y el lago contiguo en el Palmetum, por el que sus tres mentes pensantes tuvieron que idear un plan para sustituir el lago anterior, que debido a filtraciones por problemas estructurales nunca se abrió la público.

Se trata de Fernando Aguarta, Javier Pérez Alcalde y Jorge Díaz, que han colaborado para dar luz a este ambicioso proyecto del ayuntamiento que ha servido para celebrar el décimo aniversario de la apertura del Palmetum.

El 'hide'

"El hide ha sido una especie de mezcla entre la funcionalidad que debe tener un espacio como un hide, de estar semi escondido, y la obsesión por integrar la pieza que hiciéramos nueva", detalla Aguarta, que hace de portavoz del equipo de arquitectos que atendieron a Atlántico Hoy. "Generalmente, los diseños de los hide suelen ser casi un artefacto que se posa en un sitio y a una distancia determinada de las aves y punto. Esto tenía que ser algo más construido y algo que también dialogase con el lago", profundiza.

En este sentido, recalca que de ahí su forma y su posición respecto al lago. "Vas entrando en zanja con una leve pendiente y vamos descendiendo y nos quedamos en la zanja obteniendo un campo visual adecuado para el avistamiento de los pájaros", especifica Aguarta.

Si bien es verdad que se presentó este lunes, los tiempos de la naturaleza tienen su propio desarrollo. "Poco a poco, cuando la vegetación vaya cogiendo cuerpo, las aves se irán sintiendo más protegidas, no detectarán a las personas y seguramente cada vez vendrán más aves", comparten los profesionales.

Materiales

Sobre los materiales trabajados, Aguarta indica que "obedece un poco a un paquete de proyectos que ganamos en su momento" como fue el propio acceso -la puerta de entrada- al Palmetum. "Es uno de los primeros que acometimos en donde ya apostamos por materiales que dialogasen con el entorno y que además fuesen duraderos. De ahí el acero corten, que es un material que no tiene mantenimiento", explica. "Para el hide no queríamos ir a materiales duros porque en las épocas de mucho calor favorecen la isla de calor, pues son pavimentos desde ese punto de vista sostenible que, por su composición, hace que no cojan calor".

"Además -continúa- es un elemento reciclable y tiene ese punto de tierra compactada, que realmente no lo es. Es un pavimento resistente, pero va teniendo ese aspecto de tierra compactada".

El nuevo lago

Antes de arrancar este proyecto, en esta zona alta del Palmetum ya existía un lago. Sin embargo, nunca se abrió al público por problemas de filtraciones de agua relacionados con la estructura que lo sostenía.

Así, recordando que la singularidad del Palmetum es que se construyó sobre un antiguo vertedero, Aguarta señala que "esto -por el lugar- está en continuo movimiento. La materia orgánica que hay debajo va fermentando, con lo cual se producen pequeños movimientos que hace que cualquier cosa rígida que pongas encima se parta". Problema por el cual el lago anterior no funcionó.

En este contexto, según detalla Aguarta, "el nuevo lago tuvo un preparativo del terreno previo con una serie de materiales en diferentes capas y compactados de una forma determinada para poder asegurar que el nuevo lago no tuviese un problema parecido".

Diseño

Asimismo, Jorge Díaz resalta que la forma que recoge el proyecto actual parte "de aquella forma que tenía de riñón el lago preexistente que nunca se inauguró y es un lago homotético, más pequeño".

De esta manera, Díaz comparte que "también es la manera de recorrer los espacios. Una manera más orgánica a través de líneas curvas por el que el hide tiene la forma como un paralelismo del propio lago".

Por último, valora que "desde el punto de vista constructivo ha sido una obra en la que parece que no se ha hecho nada allí y se ha construido un lago en el lugar de otro que había anteriormente y que no llegó a entrar en uso porque se partió".