La semana pasada, cerró la que probablemente fuera la última venta tradicional del barrio de El Toscal: el negocio de Juan Castañeda y Reyes Acosta, en la calle San Francisco. El lunes 30 de junio echó el cierre tras más de 60 años abierta.

Tal y como adelantó Diario de Avisos, la pareja, originaria de El Hierro, anunció su jubilación tras décadas de dedicación, concluyendo una historia de esfuerzo familiar que comenzó en 1963, cuando un tío materno de Juan Castañeda volvió de Venezuela y compró el local para que pudiera sostenerse la familia en Tenerife.

La venta jugaba un papel mucho más profundo que el de una simple tienda, puesto que tenía un carácter vecinal de una sociedad de la que cada vez quedan menos visos.

Declive del comercio de cercanía

Este nuevo cierre de un negocio tradicional sin relevo ha preocupado a la asociación de comerciantes Zona Centro, que en declaraciones para Atlántico Hoy ha asegurado: “Es un hecho que duele a vecinos y usuarios y que refleja una tendencia preocupante: la desaparición de la vida del barrio en Santa Cruz de Tenerife”.

La entidad vinculada al comercio urbano lamenta la clausura de uno de los últimos establecimientos tradicionales del casco histórico y advierte de que esta pérdida no es un caso aislado, sino un síntoma claro del declive del comercio de cercanía.

Este pequeño local no era solo un punto de venta de productos básicos y fruta de kilómetro cero. Era un espacio donde se estrechaban vínculos, se dejaban encargos, se fiaba sin mirar el bolsillo y se compartían las noticias cotidianas. En definitiva, era un refugio cotidiano en el que el trato personal y el conocimiento mutuo daban sentido a la idea de barrio.

Sin relevo generacional

La asociación Zona Centro ha querido rendir homenaje a ese legado, reconociendo en Juan y Reyes un ejemplo de “confianza, cercanía y trato humano”. Pero también denuncia la fragilidad estructural del pequeño comercio en barrios con historia. “El Toscal no es un barrio cualquiera. Es uno de los núcleos fundacionales de nuestra ciudad, con un carácter singular y un enorme valor patrimonial y social”, recuerdan.

Zona Centro subraya que “el comercio de barrio está envejecido y no hay relevo generacional. Los hijos y nietos ya no quieren o no pueden continuar con el negocio familiar”. Las condiciones fiscales, urbanísticas y sociales actuales, añaden, no solo no incentivan ese relevo, sino que en muchos casos lo hacen inviable. El resultado es un fenómeno cada vez más visible en barrios como El Toscal: comercios que cierran, persianas que no vuelven a levantarse y locales vacíos que se acumulan mientras el tejido vecinal pierde sus puntos de encuentro tradicionales.

Proteger al comercio tradicional

Desde la asociación insisten en que no se trata únicamente de una cuestión emocional o de resistencia al cambio. “No se trata solo de nostalgia. Se trata de pérdida de tejido social y empresarial”, afirman. En muchas ciudades, explican, se están perdiendo librerías, ventas, ferreterías y comercios familiares, sustituidos por franquicias impersonales o simplemente por la nada. “¿Cómo mantener vivo un comercio si el entorno no lo favorece?”, reflexionan.

“Queremos aprovechar esta ocasión para despedir a Juan y Reyes, deseándoles una feliz y merecida jubilación”, zanja Zona Centro, antes de añadir: “Hay que proteger al comercio tradicional que forma y conforma nuestros barrios, ciudades y nuestra vida cotidiana”.