“Cuando la pena cae sobre mí, el mundo deja ya de existir, miro hacia atrás y busco entre mis recuerdos..." Con esta pequeña estrofa vibró la Plaza de Toros de Santa Cruz de Tenerife, durante el concierto de Luz Casal, en junio de 1987. Hoy, 38 años después, pareciera que la propia Plaza hiciese suyo el estribillo.
Gran parte de la ciudadanía, de dentro y fuera de Santa Cruz, dicen sentir verdadera pena al ver el estado ruinoso que desprende este enclave que tanto significó para la capital tinerfeña, en particular, y para toda Canarias, en general,
132 años de historia.
Tantos años desde que fuese inaugurada, el 30 de abril de 1893, dan para mucho: desde acoger a grandes toreros, conciertos de gran nivel, espectáculos de talla internacional… a trocar en morada de gatos y basurero.
La Plaza de Toros santacrucera, tras su puesta en marcha, se convirtió en testigo del desarrollo económico que comenzaba a experimentar el archipiélago -basado por entonces en la agricultura, especialmente en el cultivo del plátano y la cochinilla-, aunque seguía sufriendo el aislamiento con el resto del país y la falta de desarrollo industrial.
Grandes toreros
Desde casi todos los rincones de Canarias llegaron aficionados taurinos a la capital tinerfeña para asistir a la inauguración del recinto con motivo de las Fiestas de Mayo de 1893. En aquel momento actuaron los matadores, Luis Mazzantini y Antonio Moreno Lagartijillo, con toros procedentes de la ganadería de Benjumea.
Además de los ya citados, hasta el 6 de enero de 1984 (último espectáculo de estas características debido al desinterés de la afición y al alto coste de traer los toros desde la península), actuaron en esta Plaza los toreros más significativos de cada momento, entre ellos, Dominguín, Ángel Peralta, El Litri, Curro Romero, Ángel Rivera Paquirri, Palomo Linares, Pepe Belmonte y Angelillo de Triana.
Alojamiento para tropas
Cabe destacar el lugar que ocupó este emblemático espacio en la historia de nuestro país en la pérdida de Cuba, a finales del siglo XIX.
Tras la Guerra de la Independencia cubana, soldados canarios fueron repatriados y alojados en barracones instalados en el ruedo, lo que concluyó en que se suspendieran los actos taurinos durante 1896 y 1897.
Coliseo usos múltiples
El Día de Reyes de 1984 se celebró la última corrida de toros en este enclave. A partir de 1985, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, a través del Plan Especial de Reforma Interior, proyectó ampliar su capacidad a 10.000 personas (antes solo podían acceder algo más de 6.000) y transformarla en un gran coliseo para usos múltiples, invirtiendo 35 millones de pesetas (unos 210.354 euros).
La reforma de la Plaza de Toros incluyó obras de remodelación, siendo cubierta con toldos, sujetos con una estructura metálica.
Carnaval y conciertos
A partir de 1986, la Plaza de Toros se convirtió en escenario de carnaval, acogiendo diferentes actos, como la Gala de Elección de la Reina y los diferentes concursos de murgas y rondallas, entre otros.
En lo que concierne a los años 80, este emblemático lugar de la capital chicharrera vibró al son de grandes conciertos musicales, destacando la gran Celia Cruz, Billo´s Caracas Boys, Silvio Rodríguez, Óscar D´León, Jimmy Cliff, Jerry Lee Lewis, Joe Cocker, Luz Casal y Ziggi Marley (hijo del gran maestro del reggae Bob Marley)
Lucha canaria y boxeo
El ruedo taurino también fue utilizado como campo de Lucha Canaria, del Club de Lucha Santa Cruz. Como sus gradas se llenaban de aficionados al vernáculo deporte se colocaban sillas alrededor del terrero.
También, en esta Plaza se celebraron combates de boxeo, entre estos se recuerda con especial cariño el Campeonato de Europa de boxeo profesional que alzó a Sombrita (Juan Albornoz) con el título europeo de pesos superligeros, el 17 de julio de 1965.
Otros usos
Al comienzo de la democracia, la Plaza de Toros de Santa Cruz se convirtió en recinto preferido para mítines políticos, recibiendo a líderes como Santiago Carrillo o Felipe González.
Además también fue emplazamiento para el cine de verano, espectáculos circenses, patinaje sobre ruedas y bautizo de los testigos de Jehová.
Finalmente, sumida en el abandono y presentando un estado deplorable, la Plaza de Toros -que quería ser la plaza de todos-, sigue a la espera de atención, protección y un buen proyecto que la devuelva a los días de luz de Santa Cruz y de la Isla.
