Al Pirineo… sin Schuster

Luis Padilla nos recuerda el verano que tinerfeñismo se ilusionó con el posible fichaje de Schuster por el representativo.

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El internacional alemán Bernd Schuster. Ésa era la 'bomba' que guardaba el presidente Javier Pérez para hacerla explotar en el acto de presentación del Tenerife 90-91. Esta vez no había sólo fuegos de artificio, sino que se anunciaba una sorpresa gigantesca. El Tenerife crecía y la presentación iba a estar a la altura del equipo. “Vamos a romper moldes”, dijo Pérez. Así que no bastaba la siempre eficaz exhibición pirotécnica de los hermanos Toste, pues lo de aquella noche iba a ser “un espectáculo de luz y sonido sin comparación”. Tan bien publicitó el acto el presidente, que veinte mil espectadores acudieron a la llamada y casi llenaron el Heliodoro. Y eso que había que pagar. El precio era simbólico [100 pesetas] y el objetivo benéfico [ayudar al Hospitalito de Niños], pero había que ir a buscar la entrada al Pabellón de Deportes, hacer una cola… y pagar.

Mientras, Pérez ni confirmaba ni desmentía la contratación de Schuster y dejaba correr el rumor. La plantilla ya estaba concentrada en el hotel Maritim (Los Realejos) a las órdenes de Javier Azkargorta, pero el presidente había viajado a Madrid. Oficialmente, “para ultimar detalles con la empresa encargada del espectáculo de luz y sonido”, la misma que había organizado la fiesta del Bernabéu tras la conquista del título de Liga por el Real Madrid. ¿Y Schuster? “Es un jugador importante”, se limitaba a decir Pérez.

Schuster también era un futbolista sin equipo, al desvincularse del propio Madrid tras negarse a realizar la gira de postemporada con el equipo blanco. El rumor crecía y algunos medios informativos de referencia lo daban por seguro, mientras Pérez le echaba gasolina al fuego. “Habrá una gran sorpresa”, afirmaba. Y hasta llegó a haber reventa ¡para acudir a una presentación!

Llegado el día de la puesta de largo del Tenerife 90-91, algunos aseguraban haber visto a Schuster en Tenerife, mientras desde Madrid se confirmaba que había regresado “precipitadamente” a su domicilio tras pasar las vacaciones en Ibiza. En la Isla se apuntaba al empresario Amid Achí, amigo personal de Pérez y propietario de los Almacenes Número 1, como patrocinador del fichaje. Y se recordaba un show organizado el curso anterior para especular con que el jugador alemán podría llegar al Heliodoro en helicóptero. Ya de noche, comenzó “el espectáculo de luz y sonido” que, justo es decirlo, estuvo muy bien: proyección del escudo del club en el césped, emisión de vídeos sobre el ascenso y la permanencia, rayos láser, el inevitable discurso de Pérez, fuegos artificiales “y un momento mágico”. Entonces, un foco iluminó el túnel de vestuarios y, tras unos segundos interminables, por allí aparecieron Benito Joanet y Guina, dos de los héroes del ascenso del Villamarín.

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Isidro, Azkargorta y Rommel.

La ovación fue gigantesca... pero la sensación de desilusión, también. Al día siguiente, el 29 de julio de 1990, el CD Tenerife marchaba a hacer su primera pretemporada lejos de la Isla. Al Pirineo catalán y, más concretamente, a Sant Esteve d’en Bas (Girona). Viajaron destacados futbolistas como Agustín, Julio Llorente, Hierro, Rommel, Quique Estebaranz, Felipe… Pero no estaba Bernd Schuster, que ficharía por el Atlético de Madrid.