El descenso a Tercera División

Luis Padilla nos recuerda este jueves, el año en el que el CD Tenerife vivió uno de sus momentos más duros a lo largo de la historia del club, el descenso a Tercera

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El Tenerife 67-68 se encontró con dos problemas al inicio del curso: la marcha del presidente Pepe López y una reestructuración de la Segunda División. El vacío de poder lo resolvió al elegir como presidente a Eduardo Valenzuela, que había ocupado el cargo unos meses al término de la Guerra Civil. La remodelación de la categoría la sufrió todo el curso y le costó el descenso a Tercera División. No fue una reforma, sino una salvajada que iba a transformar una competición con dos grupos de 16 conjuntos en un torneo con único grupo de veinte equipos. Y como había que dejar hueco a los equipos que bajaban de la élite y a los que subían desde Tercera División, se determinó que en cada grupo de la categoría de plata ascendería el campeón, habría un 'playoff' para el subcampeón y descendería los ocho últimos, mientras el séptimo y el octavo disputabarían una promoción de permanencia.

El Tenerife, de regreso al grupo Sur, se había quedado sin Martín Marrero, José Juan y Justo Gilberto, que convirtieron a Las Palmas en una 'alternativa' a Madrid y Barça. Un ejemplo: fue tercera en ese curso 67-68, con cuatro tinerfeños en el 'once' titular. Mientras, el Tenerife peleaba la permanencia sin Molina –que estuvo todo el curso lesionado– y otros tres titulares: Ravelo se fue al Córdoba, mientras Castro y Santiago ficharon por el Jerez. Sánchez, Lolo y Erasto, que habían tenido menos presencia, también dejaron la Isla. Obligado a fichar, el Tenerife negoció casi en exclusiva con Las Palmas: llegaron Óscar, Toni, Pepe Juan, Vicente y Correa, aunque sólo el primero fue titular fijo y Vicente se acercó a ello. Y del Málaga, que acababa de subir a Primera División, vinieron Moli, el paraguayo Cabrera, Delgado y Vázquez. Ninguno fue indiscutible y sólo Moli aportó algo.  

Más presencia tuvo el central madrileño Bernal, mientras Franci fue el canterano con mayor protagonismo en un equipo sin un 'once base', aunque se le acercó el formado por: Gómez; Morín, Rincón, Bernal, Álvaro; Óscar, Sicilia; Vicente, Moli, Barrios y Godoy. Tampoco hubo continuidad en el banquillo: Riera duró dos jornadas y se fue tras ganar (3-0) al Cádiz al ser un hombre de Pepe López. Su sustituto, Ramón Cobo, no acabó el curso y padeció la falta de gol de un equipo en el que sólo el 'pichichi' Barrios marcó más de tres goles. Sobrevivió gracias a dos victorias seguidas en una doble salida a Jaén (0-1) y Murcia (0-2). Sólido en el Heliodoro, donde solo ganó el Jerez, el equipo era quinto a sólo cuatro jornadas del final, pero dos derrotas seguidas en una doble salida a Castellón (3-1) y Calvo Sotelo (4-0) colocaron al Tenerife en la novena plaza, zona de descenso.  

El 'técnico de la casa', Santiago Villar, se hizo cargo de un equipo que goleó (4-1) al Ceuta en la penúltima jornada y llegó con ventaja a la cita decisiva ante el descendido Levante: un empate garantizaba la promoción y la victoria daba la salvación. Y de paso, condenaba al Mestalla, enemigo del Levante. Por ello, los jugadores locales aparecieron por el hotel de la expedición blanquiazul con un trato: a cambio de una cantidad de dinero, opondrían escasa resistencia y mandarían al descenso al filial del Valencia. A los dirigentes insulares les gustó la oferta... pero no tenían dinero en efectivo. Y en un fin de semana, lejos del mundo informático que conocemos ahora, no era fácil conseguirlo. Pidieron tiempo... y eso lo interpretó la plantilla del Levante como un engaño. Y al día siguiente salieron a 'morir': ganaron 1-0 y mandaron al Tenerife, noveno, a Tercera División. 

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El Tenerife 67-68 forma en el Heliodoro con Gómez, Morín, Rincón, Delgado, Bernal, Sicilia (de pie); Godoy, Cabrera, Barrios, Moli y Correa

Consumado el descenso, el verano de 1968 trajo la duda de integrarse en alguno de los ocho grupos de Tercera División o regresar al ámbito regional con Real Unión, Toscal, Realejos, Puerto Cruz, Orotava, San Andrés, Mensajero, Tacoronte.... Finalmente, la Federación Tinerfeña que presidía Morales Pestano ordenó que saliera en categoría nacional con rivales tan poco glamurosos como Boetticher, Reyfra, Aviaco, Pegaso, Moscardó, Talavera, Quintanar, Carabanchael... Eso sí, lo hizo con nuevo nombre y uniforme. Pasó a llamarse Tenerife Atlético y a lucir camiseta azul y pantalón blanco. En todo caso, conservaba sus eternos problemas económicos, obligado a un “pago urgente” que Valenzuela cifró en cuatro millones de pesetas. Y debió vender a Sicilia al Oviedo y, mediado el curso 68-69, a Barrios al Granada. O sea, nuevo nombre, nuevo uniforme... y los problemas económicos de siempre.