El Llano de los Viejos y la falsa leyenda sobre su origen

Existe una idea muy extendida acerca del origen del nombre del emblemático Llano de los Viejos. Pero a pesar de encontrarla en paneles informativas, es falsa.

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A la entrada de la popular área recreativa del Llano de los Viejos, en el Monte de las Mercedes, hay un panel que reza lo siguiente acerca del nombre de tan señalado lugar: 

El nombre rememora un evento que comenzó a celebrarse en 1924. Una vez al año, en septiembre, los taxistas de La Laguna, en honor a San Cristóbal, llevaban de paseo a los ancianos del asilo y les ofrecían una comida en el lugar.

Esta historia, desde luego, es verosímil, y esa es una razón que explica que se haya extendido como cierta. Sin duda la costumbre, tan reciente al fin y al cabo en el tiempo, existió, como así demuestra este recorte del periódico “La Gaceta de Tenerife” del 1 de octubre de 1925: 

 “Los chauffeeurs llevarán a los ancianos hasta el Llano de Los Viejos, donde se les servirá la comida. A este acto asistirán también la Banda municipal y algunas autoridades.” 


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Sin embargo, llama la atención que, solo un año después del supuesto origen de esa tradición, ya se conozca al lugar como “Llano de los Viejos”. Los topónimos pueden cambiar. Con frecuencia, aunque no de forma generalizada, uno nuevo sustituye a otro asentado durante siglos. Pero ese proceso suele ser gradual. Por ejemplo, hace muchos años que se usa el topónimo de “Paisaje Lunar” para hacer referencia a “Los Escurriales”, pero el topónimo original sigue ahí, no se esfumó de la noche a la mañana. ¿Debemos pensar que en solo un año, simplemente, se bautizó como “Llano de los Viejos” a esta zona, y la gente que llevaba toda la vida pasando por allí (hablamos de un punto de tránsito importante del Camino de Las Montañas, que usaban a diario los vecinos de Las Carboneras, Chinamada o Las Mercedes) de repente dejó de usar el nombre antiguo, que desapareció sin dejar rastro? ¿No es muy raro?

Claro que lo es. El Llano de los Viejos se llamaba así mucho antes de que los taxistas llevaran por primera vez a los ancianos del asilo. Se llamaba así en 1914, cuando los “exploradores” fueron de excursión desde La Laguna, como se recoge en “La Opinión” del 18 de mayo de ese año.

Y no solo se llamaba así, sino que ya se usaba como lugar de recreo y para compartir la comida. 

Se llamaba así también en 1909, como recoge el periódico “Diario de Tenerife” del 5 de julio de ese año, que narra la “gira por Las Mercedes” que organizó la Juventud Republicana, y especifica que “se organizó un paseo basta el Llano de los Viejos, donde se tocó, se cantó y hasta se bailó”, añadiendo que el regreso se efectuó de noche. 

Y así lo llamaba también Manuel de Ossuna y Van den-Heede en 1887, cuando narró su excursión desde La Laguna hasta sus tierras de Roque Bermejo, bajo el título “Viaje a Anaga” en la revista “La Ilustración Española”: 

…la lozanía enteramente tropical que desplegaba la vegetación en una encantadora planicie que dejábamos a nuestra izquierda demoninada Llano de los Viejos”. 

Unos años antes, en 1879, en la publicación “Revista de Canarias”, Sabino Berthelot publicaba un fragmento de su libro “Árboles y Bosques”. Ahí el cónsul francés, que tanto aportó al conocimiento de la historia natural de nuestro archipiélago, se empeña una vez más en quitar la razón al panel cuando habla del Bosque de Las Mercedes que tan bien conocía. 

Y Berthelot nos lleva va más allá, porque nos señala que ya conocía el lugar por su nombre en 1826, fecha en la que él se encontraba residiendo en Tenerife, como se recoge en sus Misceláneas. 

Antes de 1826 se iba a visitar con preferencia el Llano de los Viejos, otro hermoso sitio de la misma selva; pero el huracán que lo destrozó enteramente cambió el aspecto de los lugares, y esta parte del monte, que quedó al descubierto, no ha podido reparar sus pérdidas.

Se refiere, claro, al famoso aluvión de 1826, el mismo que hizo desaparecer la imagen original de La Candelaria, sepultó centenares de vidas, y arrasó el viejo Drago de la Orotava.

¿Y entonces? ¿Si el origen del nombre no puede estar en las excursiones de los ancianos del asilo, cuál es? Podría estar, precisamente, en los árboles tumbados por el temporal de 1826, sin duda ancianos, como los "Viñátigos Centenarios" de Agua García, pero esto solo es una conjetura. Sea cual sea, no es reciente…;)