“Nos invitaron a cenar, degustamos manjares exquisitos, nos bebimos los mejores vinos… y luego, además, nos llevamos la cubertería de plata”. Jorge Valdano, entrenador del Tenerife, resumía de forma gráfica la victoria de su equipo en el XXVIII Trofeo Joan Gámper. La presencia blanquiazul en esa cita rompía una tradición de 24 años sin que ningún otro club español se asomara por el Camp Nou para participar en lo que para la 'gent blaugrana' era y es algo más que un torneo de verano. La invitación de José Luis Núñez fue la respuesta a las dos ligas que el Tenerife le había 'arrebatado' al Real Madrid en el Heliodoro para entregárselas al Barça en bandeja de plata. Y Javier Pérez, cómodo en el centro del debate nacional, aceptó gustoso la oferta realizada por el presidente azulgrana.
En las semifinales, el Barça goleó (4-0) al Hajduk Split con tres goles de Romario y uno de Koeman en una nueva exhibición de los Guardiola, Amor, Bakero, Stoichkov y compañía, que se habían ganado el apodo de 'Dream Team'. El equipo azulgrana había diseñado una final con el Girondins de Burdeos en el que regresaba Witschge y en el que destacaban Dugarry y un joven Zinedine Zidane, que el curso anterior había hecho diez goles en la liga francesa. Sin embargo, el Tenerife, con Toño como improvisado lateral izquierdo, se impuso (3-1) tras remontar un 0-1 adverso con dos goles de Antonio Pinilla y otro del portuense Toni. “El amigo, esta noche será rival”, titularon los rotativos catalanes. Eso sí, nadie dudaba de la victoria de un Barça que siempre se ha tomado muy en serio su trofeo.
Sin embargo, el 25 de agosto de 1993, en un Camp Nou con casi 70.000 espectadores, el Tenerife no se conformó con su papel de invitado. Ausentes Redondo y Del Solar –que habían disputado la Copa América y aún no se habían incorporado al trabajo de pretemporada– y lesionado Antonio Mata en la víspera, Valdano alineó a: Agustín; Aguilera (Pier, 74’), Toni, César Gómez, Toño; Chano, Castillo, Conte, Felipe; Latorre (Paqui, 31’) y Pinilla (Dertycia, 63’). Las sustituciones pueden resultar extrañas, pero hay que aclarar que Martín Navarrete expulsó a César Gómez a la media hora de partido y que eso obligó al Tenerife a jugar con un 4-4-1 con Toni y Toño como pareja de centrales. Para contener a Romario, Stoichkov y Julio Salinas nada menos. Cumplieron con un sobresaliente.
El Camp Nou recibió al Tenerife con una gigantesca bandera blanquiazul y una ovación interminable. Y grupo de Valdano obsequió a los seguidores azulgranas con una exhibición primorosa. Antonio Pinilla inauguró el marcador a los veinte minutos. Y cuatro más tarde hizo el 0-2. En ambas ocasiones superó a Zubizarreta tras moverse en el área con la soltura de los privilegiados. El aficionado creyó entonces que el Tenerife había fichado un 'crack' mundial. El tiempo demostraría que era un notable futbolista, pero no un crack. Y aunque Romario (79’) acortó distancias, Chano silenció el Camp Nou con el 1-3 definitivo. El destrozo en la cubertería del que habló Valdano es figurado, pero la abolladura que sufrió el trofeo antes de llegar al vestuario fue real.
Un accidente en las escaleras tuvo la culpa.