Élite, la nueva revolución

Sexo, drogas y reivindicaciones de clase en la nueva serie de Netflix

Guardar

Featured Image 17623
Featured Image 17623

Fue como una pastilla muy pequeña. De esas que bajan solas. De esas que enganchan.

Resultaba familiar. Lo habíamos vivido. ¿Dónde? Quizá en Física o Química, en Por trece razones, en Gossip girl, en Pretty little liars o, ¿por qué no?, en Rebelde.

Lo habíamos vivido pero aún así la nueva serie de Netflix, Élite, nos ha estaqueado en mitad del sillón (como diría Cortázar). A través de los tan recurrentes flashback nos envuelven con una trama de sexo, mentiras y drogas con un final sangriento de la que después del primer capítulo no podemos escapar.

A través del clasismo, tan presente en nuestra sociedad, Élite, nos cuenta la historia de tres jóvenes que reciben una beca para estudiar en una prestigiosa escuela privada. La trama no se centra simplemente en las diferencias sociales de los alumnos recién llegados con los veteranos, sino de cuestionarse de cómo y de dónde nace la riqueza o qué estamos dispuestos a hacer por el dinero y el éxito.

Toda esta crítica social está endulzada con una historia de amor al más puro estilo Titanic. Pero como quien hecha vinagre a la ensalada a este amor se le suma un toque agrio: la joven es seropositivo.Lo realmente agradecido de la serie es cómo abarca el tema. Hoy en día era impensable hablar de VIH con alarmismo y recelo. Es natural. Se traspasa. Hay medicación. Y no está de más informar a los nuevos jóvenes. 

Y si bien mi generación aprendió sobre enfermedades de transmisión sexual, homosexualidad o racismo gracias a Física o Química, la Generación Z lo aprenderá gracias a Élite.

Image

El gran punto fuerte de la serie es, sin duda, su dirección, que corre a cargo de Ramón Salazar quien ya nos había dirigido en otras películas adolescentes como Tres metros sobre el cielo o Tengo ganas de ti. Sus limpios movimientos de cámara y los gran planos generales, que han llegado a comparar con Wes Anderson, enmarcan la trama a la perfección.

Frente a la cámara el reparto agrada y mucho.No cabe duda de que hablamos de una generación actoral que pisa fuerte. De La casa de papel  ya conocíamos a María Pedraza, Miguel Herrán y Jaime Lorente, este último con un brillo hipotizante que te hace desear que aparezca en todas las escenas posibles. Itzan Escamilla, Miguel Bernadeu, Danna Paola, Aaron Piper, Mina El Hamman, Omar Ayuso, Ester Expósito y Álvaro Rico completan el reparto y lo dotan de naturalidad.

Es una sorpresa (grata, por supuesto) que te hace pedir más. Más intriga. Más flashbacks. Más de esa banda sonora que mezcla canciones como Forever Young con C Tangana, Rosalía o La casa azul. Más hablar de sexo seguro y de relaciones abiertas. Más hablar del éxito y los techos de cristal. Más sobre la sociedades y sus culturas. Y más sobre los jóvenes. Y sí, estarás pensando que todo eso ya lo habías visto antes. Quizá en Física o Química, en Por trece razones, en Gossip girl, en Pretty little liars o en Rebelde. Pero créeme, nunca antes así.