Recibidos por los directivos del Tenerife y del Iberia, sus clubes de origen, fueron agasajados también por numerosos aficionados. Al día siguiente, sin apenas tiempo para descansar, Arocha y Semán se unían a la expedición del conjunto blanquiazul que, a bordo de la motonave 'Arucas', partía hacia la isla de Madeira a disputar varios amistosos. Con el grupo iba Joaquín Cárdenes, figura del Celta de Vigo. Junto a estos ex jugadores del Tenerife, ya profesionales en importantes equipos peninsulares, viajó un joven de 18 años que destacaba en el Hespérides: Francisco Martín Arencibia. Y además, los componentes habituales del conjunto blanquiazul, que lastrado por las ausencias de sus principales figuras había cedido al Real Unión el título de campeón insular.
Desde que en 1923 los portugueses hicieran una gira por la Isla, Tenerife y Marítimo se habían enfrentado en siete ocasiones, con un balance para los blanquiazules de un triunfo, tres empates y tres derrotas. Y la tradición parecía tener continuidad en esta nueva serie de enfrentamientos, pues la dureza de la travesía obligó a unos jugadores mareados y exhaustos a desplazarse casi directamente del barco al estadio Radio de Funchal, donde los locales se impusieron por 3-1, haciendo insuficiente el gol de Ángel Arocha. Tras descansar y más habituados ya a un campo de césped desconocido para muchos, los tinerfeños se impusieron (3-0) un par de días después al Imperio, subcampeón de Madeira. Y demostraron que ya estaban listos para la revancha. Y para la exhibición.
Los protagonistas, con nombre y apellido, fueron: Gilberto Cayol; Pepe Fernández, José García; Pancho Arencibia, Joaquín Cárdenes (Juan Esquivel, 46’), Juan García; Antonio Ramos, Antonio Torres, Ángel Arocha, Bernardino Semán y José Rancel. El genial Arocha hizo tres goles, Torres y Semán marcaron dos y Rancel cerró la cuenta, pero todos ofrecieron una exhibición que causó asombro en Madeira y en todo Portugal. No sería ese el único partido que Arocha, Semán, Cárdenes y otros profesionales que hubo luego jugaron con el Tenerife durante sus vacaciones. En sus equipos jugaban por dinero, como todos, pero para el Tenerife lo hacían gratis. Por amor a unos colores. Tal vez por eso, aunque emigraron para ganarse (mejor) la vida, siempre fueron muy queridos en la Isla.