“Contra la crisis, cantera... y contra la crisis aguda, más cantera”, cabría decir al analizar la actitud del Tenerife al afrontar el curso 56-57, ya bajo la presidencia de José Badía Galván, que optó por no renovar a jugadores peninsulares como Marroig, Munné, Ibáñez, Carrasco o el portero Juan García. Además, la entidad prescindió del grancanario Pantaleón y del veteranísimo Chicho, que optó por la retirada con 36 años. Además, los canteranos renovaron a la baja, no hubo fichajes y se dio la alternativa a los elementos más prometedores del fútbol provincial: el medio palmero Ángel Alemán y el delantero gomero Ramón Herrera.
También gozaron de oportunidades el portero Gerásimo, Martín, Hugo o Alejandro, hermano pequeño del retirado Chicho. Y ya en las últimas jornadas aparecieron Saavedra –padre de Luiso Saavedra, que durante una década haría carrera en Las Palmas– o el guardameta Santos, cedido por Las Palmas. Sin dinero, la moderación era obligada. ¿Otra prueba? La contratación como técnico de Diego Lozano, referencia durante una década del Atlético Madrid e internacional absoluto que el curso anterior había ejercido –con notable éxito– como entrenador-jugador en el Badajoz. En el Heliodoro repetiría la fórmula.
Número uno de su promoción en la Escuela Nacional de Entrenadores, mantenía un buen estado de forma y se consolidó como lateral izquierdo –jugó 30 partidos en 38 jornadas– en un 'once-tipo' formado por: Cuco; Tosco, Isal, Lozano; Villar, Alemán; Tomás, Julito, Antonio, Padrón y Herrera o Manolín. Además, en plena crisis, el Tenerife celebró que Atlético Tetuán y España de Tánger abandonaran la competición al proclamarse la independencia de Marruecos. El ahorro de los dos viajes más costosos lo 'compensó' la Federación Española al ampliar la categoría a veinte equipos, lo que obligaba a realizar otros cuatro desplazamientos.
Con nueve canarios en el equipo titular, el Tenerife sobrevivió gracias a su solidez en el Heliodoro y dejó para la historia un triunfo (1-3) en el campo del Betis tras un gol local marcado con ayuda de un fotógrafo: el bético Luis del Sol –que luego sería figura del Madrid y la Juventus– remató desde lejos y Cuco desvió a córner, pero antes de que el balón saliera, uno de los fotógafos, entonces situados junto a portería, devolvió el balón al césped y Cela marcó a puerta vacía. Las protestas blanquiazules no fueron atendidas y, rabioso ante la injusticia, el equipo reaccionó tras el descanso con goles de Julito, Antonio y Alejandro.
Situado en la mitad de la tabla, dos derrotas en el Heliodoro ante Eldense y Granada dejaron al equipo en zona de descenso a cuatro jornadas del final. Luego, una goleada en Córdoba (7-4) parecía condenarle... pero tres días después resucitó en Puente Genil (0-4) y cerró el curso con dos victorias en el Heliodoro que le permitieron hasta eludir la promoción. Eso sí, tanto apuro invitó a la revolución: el general Lorenzo Machado llegó a la presidencia y el técnico catalán José Espada ocupó al banquillo. Además, el Tenerife prescindió de los veteranos Lozano, Isal y Perla para acometer una fuerte inversión en verano.
Alineación del Tenerife 56-57 con Lozano, entrenador-jugador, en el centro de los agachados
O lo que es lo mismo: se decretó la 'salida' de la crisis. La bonanza no duraría mucho.