La casa de mancebía

Es 4 de marzo de 1519 y hay reunión del Cabildo por un asunto urgente: la isla de Tenerife carece de "casa de mancebía"

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El 4 de marzo de 1519 el Cabildo se reúne en La Laguna para regular un asunto de urgencia. Resulta que en la Villa no hay "Casa de Mancebía". 

Esto, a ojos de los gobernantes de la Isla, es visto como un problema grave para los intereses públicos. ¿Y por qué? Porque está establecido que la "mancebía" es una de las fuentes de ingresos para las arcas del Cabildo, mediante el cobro de impuestos por ejercer este "servicio".

Y claro, al no haber un sitio señalado para ello, la actividad se practica sin control y las arcas públicas pierden dinero. Además, según el punto de vista del Cabildo, hay otro problema: "están las mujeres de la mancebía desparramadas por el pueblo", y esto supone un inconveniente tanto por "la honestidad de las mujeres casadas" como por "los ruidos que se pueden seguir y fuerzas a las tales mujeres". Si han leído hasta aquí, ya habrán adivinado que bajo el bello nombre "Casa de Mancebía" se esconde lo que hoy llamamos "Prostíbulo".

Una "manceba" no era, sin embargo, sinónimo de "prostituta", sino de mujer no casada. Y claro, teóricamente disponible, por lo tanto, para tener relaciones sexuales sin mediar matrimonio. Aunque, a los ojos de la época, poca diferencia había entre una cosa y otra. Y, lo que es peor, la voluntad de las mujeres poco o nada importaba.

¿Por qué quería entonces el Cabildo construir la "Casa"? Resultaba conveniente, y al respecto es muy clara el Acta del Cabildo de aquel día, tener a las "mancebas" bien señaladas, a ser posible entre cuatro paredes, para evitar que los que las asaltaban en la calle "se confundieran" y, por error, fueran a "dañar la honestidad" de una mujer casada. Es decir, para evitar que se produjeran violaciones (sin eufemismos, es lo que son) a la vista de todos, con los consecuentes "ruidos que se pueden seguir y fuerzas a tales mujeres". Además, argumentaban, allí estarían "seguras y mejor guardadas".

Para la Casa, el Cabildo acordó destinar dinero público para comprar un solar que un tal Andrés Martínez de Barvadillo tenía junto al camino de Santa Cruz; es decir, a la salida de La Laguna en dirección La Cuesta, en los alrededores de la Cruz de Piedra. Y estableció y aprobó cómo había de ser: debía tener una habitación para el "arrendador de la casa y padre", y diez para las mujeres. Que no era el padre carnal, sino el "padre de mancebía", un "biensonante" eufemismo que significa "proxeneta"; un personaje que iba a vivir de prostituir a las chicas, a cambio de un porcentaje de los beneficios para el Cabildo de la Isla, que era el propietario del inmueble.

¡Qué suerte es tener el pasado ahí! Ya sea para tomar cosas de él, o para, en la inmensa mayoría de los casos, tener claro hacia dónde no hay que caminar JAMÁS. Ni para coger impulso.