Luis Padilla nos recuerda, en el periódico digital Atlántico Hoy, el debut en la Tercera División del Tenerife Atlético en la temporada 69-70.
El Tenerife aprendió en su debut en la Tercera División que la categoría no iba a ser un paseo. Y afrontó el curso 69-70 con mayor humildad y convencido de que el éxito pasaba por una apuesta por la cantera. El nuevo presidente, José González Carrillo, contó con la colaboración de los clubes insulares para dar un giro a un equipo que mantuvo el nombre de Tenerife Atlético, pero recuperó sus viejos colores: camiseta blanca y pantalón azul. Además, en pleno auge del catenaccio, optó por un entrenador que había construido su argumentario a partir de la solidez defensiva: Francisco Javier García Verdugo.
En un tiempo en el que se lograba el trofeo pichichi al máximo goleador con 14 ó 16 goles, el Tenerife quedó encuadrado en el grupo VIII de Tercera División –en el que sólo el campeón optaba al ascenso– y se adaptó a los nuevos tiempos. Con Del Castillo como portero titular y una zaga en la que sobresalía Molina o en internacional sub 21 Quico, también incorporó a canteranos como José Adelto o Roberto, amén de dos futbolistas que se mantendrían durante años en el representativo: el central Esteban –que destacaría pronto por la potencia de su disparo– y un interior superlativo como Jorge Fernández.
El grupo de García Verdugo tardó en arrancar... y se despidió del ascenso en las jornadas iniciales: sumó tres empates y una derrota en sus cuatro primeros desplazamientos y cedió en el Heliodoro ante el Mérida (1-2). O lo que es lo mismo, tras ocho partidos era séptimo, a cinco puntos del líder. A partir de ahí llegó a enlazar nueve jornadas sin conocer la derrota (seis victorias y tres empates) y se asentó en la segunda plaza, pero ya no pudo recuperar la desventaja con el Moscardó, que colocó al popular barrio madrileño de Usera en la Segunda División pese a jugar en el Gabino Jimeno [actual Román Valero], un campo de tierra.
Eso sí, en otro curso con una remodelación salvaje, en la que descendían los doce últimos clasificados (entre 20 equipos) de cada uno de los ocho grupos de Tercera División, el Tenerife nunca sufrió esa amenaza. Tras interminables viajes por Castilla La Nueva y Extremadura, terminó la liga con una desventaja de apenas tres puntos respecto al Moscardó y siendo el equipo que menos derrotas sufrió (siete en 38 jornadas) y el que menos goles recibió (26). Eso sí, fue décimo en el capítulo anotador, aspecto en el que destacó Marrero, con nueve tantos, mientras Cabrera, Juanito y González se quedaron con ocho.
Formación del Tenerife en el curso 69-70