La gran obra de arte de Alfonso Cuarón

El director mexicano publica en Netflix Roma, su relato más íntimo

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Hay una fuga de escape en la escena. Un movimiento de alas quietas que nos habla del mundo no terrenal, de lo inalcanzable, de la huida que parece imposible. Un avión que mancha la imagen pero que nos acompaña en los momentos más crudos de Roma, la última película de Alfonso Cuarón, quien nos ha querido enseñar un año en su infancia. 

Libo, era la niñera y limpiadora del hogar de la familia Cuarón cuando Alfonso era un niño. A ella le unía un gran vínculo que quiso plasmar en este relato intimista  que nos traslada a México en los años 70. La imagen de Libo, Cloe (Yalitza Aparicio) en la película, se fue transformando a medida que el director mantenía conversaciones con ella y esta le narraba las verdaderas dificultades de su juventud, lo cual moldeó la trama. La vida de su madre la Señora Sofía también cobra un gran significado en la película mostrándonos así las consecuencias del abandono y la dureza de mantener una familia, narrado con una complaciente naturalidad y con la crítica de la diferencia de clases como fondo. 

La cotidianidad de las escenas, los largos planos y las amplias panorámicas demuestran que la película no solo es el relato, sino que este se mueve con el mundo y le dota de significado. Así vemos las manifestaciones estudiantiles o los vendedores ambulantes, que subrayan que el contexto es un personaje más en la película y que influye en la protagonista de una manera desoladora.

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Pese a la belleza de las imágenes de Roma, esta ha traído consigo diferentes polémicas que nada tienen que ver con la trama pero sacan a relucir problemas de la industria y de la sociedad que muchos piden ya dejar atrás. 

La primera de las polémicas fue la salida del film del Festival de Cannes después de que Netflix se negara a darle la exclusividad del estreno. A este hecho se le suma el debate de estrenar en plataformas online antes que en la gran pantalla o inmediatamente después como hicieron Cuarón con Roma, los hermanos Cohen con La Balada de Buster Scruggs o como hará el próximo año Martin Scorsese con The Irishman que también se estrenará en Netflix. Para el director mexicano lo importante no es el formato en el que los espectadores vean la película sino cuál es la mejor forma de llegar a ellos, y afirma que la pequeña pantalla no implica la pérdida de calidad del filme.

Otra de las polémicas y la última que hemos visto es la portada de diciembre de Vogue México. Hace unos días la revista con mayor influencia en el mundo de la moda dedicaba su portada a Yalitza Aparicio, haciendo historia por ser la primera mujer de origen mixteco que ocupa la primera plana del magazine. Los insultos por su procedencia no se hicieron esperar y demostraron una vez más que la fortaleza de mujeres como las que vemos en Roma todavía tiene mucho camino que recorrer.

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Una obra de arte
Si bien realizar una película en blanco y negro pudiera ser un hándicap, a Roma se le suma el hecho de que fue grabada en español y mixteco, y que tiene a Netflix como distribuidora, algo que sabemos que a Hollywood no le gusta en absoluto. Pese a ello, la crítica no ha parado de elogiar a esta obra que consideran como la mejor película del año y también la mejor dirección de Alfonso Cuarón que ha demostrado una madurez en la imagen que anticipan que le llevará a ganar una vez más el Oscar a mejor director. También tras su triunfo en el Festival de Venecia y la polémica en el Festival de Cannes, Roma se sitúa como una de las favoritas junto con La favorita para ganar la estatuilla más codiciada, el Oscar a mejor película.

El filme, que nos traslada con bellas imágenes a un momento muy importante en la vida del director, es la gran obra de arte de este año que plano a plano nos embauca, nos hiere y nos recompone y que seguro será la gran ganadora allá donde participe.