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La ‘peineta’ de Domingos

Luis Padilla se detiene este sábado en el portugués Domingos Paciencia, un fichaje de campanillas que no salió del todo bien.

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Remontar un 2-0 adverso en una eliminatoria de Copa del Rey con tu propio público en contra puede justificar un enfado. Y hasta algún mal gesto. El portugués Domingos Paciencia lo hizo el 11 de noviembre de 1998, cuando le dedicó una 'peineta' a la grada de General, brazo elevado y dedo índice en alto, tras marcar el 3-0 en la prórroga que encaminaba a los blanquiazules a la siguiente ronda. Ahora, habría que matizar algunas circunstancias de la eliminatoria: el Tenerife, que según su presidente, Javier Pérez, entonces tenía “la mejor plantilla de su historia” y militaba en Primera División, no dejaba fuera a Madrid, Barça o Athletic.

De eso nada. En realidad, apeaba de la Copa del Rey al San Sebastián de los Reyes, que era decimocuarto en el grupo I de Segunda División B y luchaba por evitar el descenso. Y tampoco culminaba la 'gesta' en un Heliodoro semivacío y crispado, sino con 19.000 espectadores que acudieron a la cita entusiasmados al inicio y molestos sólo al final, cuando el Sanse dio un par de sustos en la prórroga y Juanele se autoexpulsó. O lo que es lo mismo: ya empieza a entenderse el enfado con aquel Tenerife 98/99, con Juanma Lillo en el banquillo, que estaba destinado a borrar la mala imagen del curso anterior. Y llegado noviembre, no había síntomas de mejora.

Así, los blanquiazules aún no habían ganado en el Heliodoro en liga (cuatro empates y una derrota en cinco apariciones, tras recibir a equipos de la zona media-baja como Real Sociedad, Alavés, Mallorca, Deportivo y Valladolid) y en su debut en Copa del Rey habían sufrido una humillante derrota (2-0) en San Sebastián de los Reyes ante el titular de la localidad. Entre tanto desastre, un milagroso triunfo en Oviedo (0-1) y una goleada en Villarreal (2-5) mantenían a Lillo con vida, pese a que tres días antes de la vuelta ante el Sanse, sólo un gol de Juanele en el minuto 87 había permitido empatar (2-2) contra el Valladolid en el Heliodoro.

Pese a todo, la afición no desertaba: 19.000 animosos aficionados se fueron esa fría noche de miércoles al Heliodoro para ver al Sanse y animar a un Tenerife que jugó con: Ojeda; Dani, Vierklau (Felipe, 87’), Pablo Paz, Alexis Suárez; Robaina (Domingos, 70’), Emerson, Jokanovic, André Luiz; Juanele y Makaay (Slovak, 114’). A la media hora, sin hacer un gran fútbol, el Tenerife ya había igualado la eliminatoria. Bastó un córner rematado de cabeza por Pablo Paz y un centro de Robaina al área que Tejedor convirtió en autogol. Arrecieron los aplausos y los gritos de ánimo. Pero el tiempo pasaba y el 3-0 no llegaba.

Con el 2-0 se llegó al descanso y al final. Y aunque el Sanse jugaba con diez desde el inicio de la prórroga por la expulsión de su portero, el tiempo pasaba y el 3-0 no llegaba. Y el público acabó por hartarse cuando, avanzada la prórroga, Francis falló a puerta vacía con Ojeda batido; y más cuando, poco después, Juanele agredió a Pons y vio la tarjeta roja. Entonces, Domingos (111’) recibió un balón en el segundo palo y lo empujó a la red. Luego, miró a la grada y le dedicó una 'peineta'. A poco del final André Luiz hizo el 4-0, pero ni así cesó la bronca. Meses después, aquel Tenerife “con la mejor plantilla de su historia” bajó a Segunda División.