Las mujeres escaladoras de Tenerife

La peligrosa recolección del liquen Roccella canariensis, comúnmente conocido como orchilla, dio sustento a multitud de familias tinerfeñas en el pasado.

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María Antonia solo tiene 15 años. Vive sola con su viuda madre, Rita María, que se dedica a la costura en su pequeña casa del Valle de la Punta de Anaga. Sin tierras propias en las que plantar ni ganado del que obtener provecho, la vida en este rincón es dura, muy dura. Por eso, a María le ha tocado, a edad tan temprana, ejercer un oficio de lo más arriesgado, que se practica en Canarias desde hace siglos y que requiere de habilidad, sacrificio, y sobre todo, nervios de acero. 

Porque María no puede permitirse tener miedo a las alturas: es orchillera. Se dedica a encaramarse a los riscos, poniendo en riesgo su vida, para recoger en los andenes y paredes la orchilla, el preciado liquen que, una vez procesado, da lugar a ese hermoso tinte púrpura, que tiñe las mantas de los obispos en iglesias y catedrales. 

Más de siglo y medio después, en las páginas del diario "La Prensa", Luis Álvarez Cruz dedicará un hermoso homenaje a los recolectores que, a lo largo de los siglos, dejaron su vida en las paredes del Roque de las Ánimas, en busca del preciado liquen.

"Diezmo para las ánimas benditas del otro mundo, celestes protectoras de las vidas confiadas a las asperezas inaccesibles de la roca. De todo ello,¿qué perdura? La floración de los líquenes oscuros y acanelados de la orchilla. Quizás algún cabrito que "andenaron" los pastores sobre las formidables cornisas del imponente risco."

Y así anda María,trepando y raspando la piedra, de pared en pared, de risco en risco, del picacho del Morro de la Atalaya a la Mesa del Sabinal, de las paredes del Roque Bichuelo a las laderas de Anosma.
También lleva el sustento a su casa de éste modo su vecino Antonio Felipe, de 20 años, otro puntero que vive de colgarse de los riscos. Como las taborneras Catalina Rafaela, de 40 años, y su hija Antonia María, de 13, que trepan como gatas en las crestas y los barrancos, que circundan el Roque de Taborno. No obstante, donde más personas dependen de ésta actividad es en Las Casillas, el núcleo más poblado de la Punta de Anaga: aquí, son Águeda Josefa, de 22 años; la viuda Teresa María, de 40, y Melchor y Catalina Rojas, de 40 y 20 años respectivamente, quienes se afanan en recoger el preciado liquen.

En total, ocho personas viven aún de recoger orchilla en la jurisdicción de Taganana según su alcalde, José Matías; y de las ocho, seis son mujeres. Son ellas, sobre todo, las que en el último cuarto del siglo XVIII perpetúan en este pequeño territorio tinerfeño el antiguo y arriesgado oficio, que tantas vidas se ha cobrado y tantos estómagos ha alimentado.

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