Los primeros pasos del 'nuevo' Tenerife

Luis Padilla nos recuerda este jueves, el año en el que el CD Tenerife se estrenó con múltiples novedades: uniforme, sede, entrenador...

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El Tenerife inició 1960 con nuevo uniforme, nueva sede y nuevo entrenador. Tras ser nombrado presidente, Ricardo Hodgson impulsó los cambios en la vestimenta para acercar el club a aquellos que se habían alejado del representativo cuando, seis años antes, se impuso a la UD Tenerife –que tenía el apoyo de Real Unión y Hespérides– en busca de un lugar en las categorías nacionales. Apoyada de forma casi unánime la camiseta blanca con la franja horizontal azul, también fue bien acogida la ubicación de la sede social en la calle Viera y Clavijo. Y meses después sería recibido con entusiasmo el nuevo himno del club, obra de Los Huaracheros, estrenado en septiembre de 1960 antes del Tenerife-Murcia que dio inicio a un curso que sería histórico.

Los cimientos del éxito se pusieron mucho antes. En concreto, en enero de ese año 1960, cuando, una vez cesado Ignacio Urbieta, una derrota (1-2) en el Heliodoro y la amenaza del descenso acabaron con el período de interinidad de Vicente Gimeno para contratar como técnico de Heriberto Herrera, soberbio defensa izquierdo que durante media docena de años había hecho carrera en el Atlético Madrid. Internacional con España, pese a haber sido campeón de la Copa América con Paraguay, diez días después de jugar su último partido como colchonero se convirtió en entrenador del Rayo, al que libró de un descenso seguro. Contra todo pronóstico, no siguió en Vallecas y a Hodgson no le importó su juventud [33 años] al ofrecerle el reto de salvar al Tenerife.

Aún no era conocido como 'el sargento de hierro', pero Herrera ya reflejó su concepto de la disciplina nada más llegar a la Isla: se fue de Los Rodeos al Heliodoro para conocer cuanto antes a sus jugadores y dirigir su primera sesión de trabajo. Y ahí pronto exhibió métodos desconocidos hasta entonces: entrenamientos fraccionados, intensa preparación física, primacía de la estrategia, control alimentario... Además, no dudaba en telefonear a casa a los futbolistas para fiscalizar sus salidas nocturnas, rechazaba el tabaco, el alcohol y otros malos hábitos... y también introdujo cambios futbolísticos: devolvió al 'once' a Villar y Padrón y tejió 'la malla herreriana', que le dio gran solidez a un equipo que se mostró invulnerable en el Heliodoro.

Cinco victorias en los cinco partidos ligueros que le quedaban por disputar en la Isla le dieron una permanencia solvente al Tenerife, que en la recta final de ese curso 59-60 ya le dio galones a jóvenes canteranos como Colo (21 años), Álvaro (22) o Santos (19). Con el bloque definido por don Heriberto en sus primeros meses de trabajo, algunos refuerzos importantes como Borredá o Zubillaga, la llegada de un central de jerarquía como Carlos Correa y la incorporación de otros canteranos como el portero Ñito (21 años) o el ariete José Juan (19), el Tenerife iniciaría el curso 60-61 como un tiro, lograría en noviembre de ese año 1960 su primera victoria oficial ante la UD Las Palmas... y sentaría las bases del ascenso a Primera División.

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Heriberto Herrera dirige un entrenamiento en el Heliodoro

Antes, eso sí, acabó con su síndrome de visitante: tres victorias (y un empate) en sus seis primeras salidas ligueras... tras sumar doce victorias ¡y ochenta derrotas! en las siete temporadas previas. Todo empezó en enero de 1960, cuando Heriberto Herrera aterrizó en Los Rodeos y dijo que no quería ir al hotel a descansar, sino al Heliodoro a entrenar.