Y si es que el cuerpo pide con ansia viva playa, no importa que no haga el mejor tiempo del mundo, ni siquiera importa si los rayos del sol calienta tu piel, porque aquí, en Tenerife, hay rincones cuya magia brota cuando la luna y la oscuridad sosiegan nuestra intensa luz.
Y una de las zonas que se ve afectada por este clima es sin lugar a dudas, la zona noroeste de la isla, desde Punta del Hidalgo hasta las Palmas de Anaga.
Su belleza radica en la soledad de sus olas, y es que la ínsula está llena de playas y calas por descubrir, sino que se lo digan a lo miles de locales o incluso turistas que llegan cada año y que muchos de ellos repiten porque se enamoran de Tenerife. Y rinconcitos especiales, agradables y auténticos como puede ser caminar por la arena negra... hacen que vivas una experiencia totalmente diferente, además, hay que aprovechar para comer pescado fresco y pulpo frito, más que recomendable si te encuentras cerca de alguno de los bares.