Renovación en Argentina

Luis Padilla nos recuerda este domingo la renovación de Jorge Solari como entrenador del CD Tenerife en la temporada 91-92.

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El Tenerife 90-91 enderezó su rumbo con Jorge Solari en el banquillo. Amenazado por el descenso y la promoción durante meses, con el nuevo técnico hizo un fútbol directo que dio muy buenos resultados y le permitió lograr hasta cinco victorias seguidas. Todo ello le permitió lograr la permanencia con relativa solvencia, en la penúltima jornada. Acabado el curso, Solari permaneció unos días en la Isla para cerrar su renovación. “Está hecho, la rúbrica es una formalidad”, aseguraba el técnico. “En cuanto nos podamos ver diez minutos, firmamos y listo”, aclaraba Javier Pérez, el presidente. Además, su continuidad era un clamor popular y no había impedimento alguno, por lo que sellar el contrato era un mero trámite. Cuestión de horas. De un par de días, a lo sumo. Pero llegó la primera reunión... y nada. Y tampoco fue a la segunda. Ni tuvo éxito el tercer intento. Y como las vacaciones estaban planificadas y los billetes de avión comprados, don Jorge se fue a Argentina sin renovar.

¿Nervios en el Tenerife? Ninguno. Javier Pérez se fue detrás. Y no a Buenos Aires, no. El presidente marchó hasta Rosario, hasta el interior del país, hasta la misma casa de Jorge Solari. Pero lo hizo a su manera. “Nos interesaba negociar de visitantes”, confesaría luego el dirigente, analizando la gestión como si de un partido de fútbol se tratara. ¿Cuál era el problema para cerrar el acuerdo en la Isla, con mucha mayor tranquilidad y los abogados dispuestos a redactar los contratos y aclarar cualquier cláusula? Pues que Pérez entendía que había “un ambiente demasiado favorable al técnico, un exceso de presión de los medios de comunicación para que se cerrar de una vez el acuerdo”. Y que se cerrara, obviamente, en las condiciones que imponía el entrenador. Así que, tras la tercera reunión en la Isla, el presidente dejó enfriar el tema, movió los hilos, creó alguna opinión contraria al entrenador, filtró la existencia de “algunas dudas” y “otras opciones” y dejó que Solari se fuera a Argentina con el futuro sin arreglar.

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Jorge Solari, exentrenador del CD Tenerife

Y luego, una semana después, Javier Pérez apareció por Argentina. “Para ver jugadores”, dijo, “por si se abre la opción de contratar un cuarto extranjero”. ¿Y el viaje hasta Rosario? “Para contratar al Newell’s Old Boys como invitado al Trofeo Isla de Tenerife”. Y en la otra esquina del mundo, cortesía obliga, Pérez acudió a saludar al técnico su domicilio. “Encantado de saludarle, Jorge, un apretón de manos y un café rápido, que debo ir a Buenos Aires a ver el San Lorenzo-Boca y el Ferro-River Plate. Hay que observar jugadores, tratar con algún técnico quizás… Ya hablamos, Jorge”. Y Solari 'picó' el anzuelo. Lo acompañó hasta Buenos Aires y el 24 de junio de 1991 (domingo 23 en Buenos Aires), en el hotel Sheraton, donde se alojaba el presidente, alcanzó “un rápido acuerdo” para continuar una temporada más en el Tenerife, “con opción a prórroga de un año”. Obviamente, las exigencias de Solari en el hotel Sheraton de Buenos Aires fueron mucho menores de las que planeaba en el callejón del Combate, cuando la prensa tinerfeña clamaba por su renovación inmediata “al precio que fuera”.