Renovación… pese al descenso

Luis Padilla nos recuerda este martes la renovación de Manolo Sanchís como entrenador del CD Tenerife, a pesar del descenso a Segunda División B en 1978.

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Si como algunos periodistas y aficionados pidieron, Miguel Concepción hubiera renovado a José Luis Oltra en la primavera de 2010, pocos días después de consumarse el descenso del Tenerife a Segunda División, el presidente blanquiazul hubiera sido original... pero no un pionero. 

Tres décadas antes, el 12 de junio de 1978, José López Gómez sorprendió a todos cuando, apenas un mes después de consumarse el descenso del Tenerife a Segunda División B, renovó a Manuel Sanchís Martínez (Valencia, 1938) como técnico del representativo. Y eso, en un tiempo en el que los entrenadores ya eran el eslabón más débil de la cadena. De hecho, una forma de proceder y una frase se hicieron célebres cada vez que llegaba la destitución de un entrenador. “No es justo, pero es más fácil echar a uno que echar a 22”, decía el presidente de turno en presencia de los medios de comunicación. Luego, le daba un fraternal abrazo el técnico... y a otra cosa, mariposa.

Pepe López rompió moldes en la temporada 77-78. Había regresado a la presidencia en enero de 1977. En realidad, no había vuelto. En realidad, lo habían ido a llamar después de que Julio Santaella se viera forzado a dejar el club y nadie quisiera hacerse cargo del 'marrón'. López Gómez dio el paso al frente y al abrir la caja fuerte sólo encontró deudas. Lo de siempre, vamos. Las soluciones también fueron las que entonces marcaba el manual: traspasar a los mejores jugadores y aligerar las nóminas de algunos veteranos. Así, ese verano se fueron Maciel, Jorge Fernández, Ferreira, Kraus, Esteban y Justo Gilberto. Los dos primeros, a Las Palmas, algo que nunca fue bien recibido. El siguiente curso fue irregular, pero no un despropósito. Una muestra es que el nuevo técnico, Manolo Sanchís, que había sido campeón de Europa con el llamado 'Madrid yé-yé', nunca fue especialmente señalado por la grada, enfadada con la venta al eterno rival de Jorge y Maciel. 

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Manolo Sanchís, en la presentación de la temporada 78-79

 En la Copa del Rey, el equipo superó cuatro rondas y sólo cayó ante el Valencia de Mario Kempes. Y en la Liga navegaba en la zona media-baja, pero parecía capacitado para lograr la permanencia. A diez jornadas del final, pese a empatar (0-0) en casa ante el Castellón, era decimocuarto entre veinte equipos. Tres derrotas seguidas le metieron en zona roja. Y cuando sonó la alarma no supo jugar con presión. El club buscó fichajes desesperados en el Toscal o Las Palmas Atlético, pero el descenso se consumó con más abucheos al palco que al banquillo. Tocaba pasar una breve etapa en la recién creada Segunda División B. Borrón y cuenta nueva. Eso incluía un nuevo técnico. Era una norma no escrita, pero de obligado cumplimiento. Entonces llegó Pepe López y renovó a Manolo Sanchís, que acababa contrato. La temporada siguiente, en la categoría de bronce, el inicio no fue bueno: el equipo era décimo tras ocho jornadas, con tres victorias, dos empates y tres derrotas. 

Entonces, ya en noviembre, Pepe López reunió a la prensa, le dio un fraternal abrazo a Manolo Sanchís, puso gesto circunspecto y dijo: “No es justo, pero es más fácil echar a uno que echar a 22”.