El Athletic Club de Bilbao era, a principios de los años treinta, el mejor equipo de España. Y uno de los mejores del planeta. En los cuatro años previos a su visita a la Isla había ganados dos veces el Campeonato Nacional de Liga y en cuatro ocasiones consecutivas el título que entonces tenía mayor prestigio: la Copa de España. Dirigidos por Frederick Pentland, apodado 'el Bombín' por su peculiar sombrero, se habían impuesto sucesivamente en las finales a Real Madrid, Betis, Barcelona y Real Madrid. Y como durante cuatro años apenas hubo modificaciones en el equipo, los niños de la República se aprendieron de memoria su once titular: Blasco; Castellanos, Urquizu; Garizurieta, Muguerza, Roberto; Lafuente, Iraragorri, Bata, Chirri y Gorostiza. Un equipazo.
El Tenerife de la época también tenía un equipazo, pero la lejanía y la insularidad le impedían participar en las competiciones nacionales. Las citas contra los rivales locales, por repetidas, perdían interés. Y con el tiempo hasta resultaron insuficientes los compromisos contra los rivales grancanarios para atraer la atención. Por ello, la directiva presidida por Pelayo López trajo en 1932 al Madrid, que cayó en el Heliodoro; y en la primavera de 1933 gestionó una gira por la Península en la que los blanquiazules vencieron a Barcelona y Atlético de Madrid en sus campos. Y en julio visitó el Stadium el Español, tercero en la liga de ese año y semifinalista de Copa, que fue derrotado en dos ocasiones. Y por fin, el 26 de agosto de 1933 llegó el Athletic, cuya expedición fue recibida con todos los honores en el muelle de Santa Cruz.
Una multitud nunca vista se acercó hasta el puerto para ver a un equipo que vino con todas sus figuras... pero no con míster Pentland, que había fichado por el Atlético de Madrid. Los abonos para presenciar los tres partidos de la gira se agotaron en tiempo récord y llegaron aficionados de Gran Canaria y La Palma. Al frente de los leones de San Mamés venía Patricio Caicedo, que ocho años antes había dirigido en el Stadium al Español. Y que tenía “muy buenas referencias del Tenerife”. Al día siguiente comprobó que eran ciertas. En un Stadium abarrotado, los locales alinearon su equipo de gala: Cayol; Llombet, Morera; Arencibia, Cárdenes, García; Felipe, Rancel, Chicote, Semán y Luzbel. Y al descanso ganaban 3-0 con un 'hat trick' de Bernardino Semán ante un público entusiasmado... y un adversario aturdido.