Las palomas son un ser habitual más de las ciudades y muchas zonas de Canarias, como ocurre en Barcelona, Madrid o Valencia. El crecimiento descontrolado de las denominadas despectivamente ‘ratas con alas’ está afectando a la vida de aves marinas del Archipiélago, como el caso del petrel de Bulwer en Tenerife.
Pero, ¿existe alguna forma de controlar la proliferación de las palomas sin optar por matarlas a todas? La plataforma Defensa Animal asegura que sí. La respuesta se encuentra en los palomares ecológicos y el pienso esterilizante.
Los edificios y la basura de las ciudades
El incremento de las palomas se debe en gran parte a que no tienen depredadores, explica Rosa Más, bióloga de la plataforma. Ante la falta de amenaza, estas aves aprovechan su tiempo para comer y reproducirse, en lugar de tener que estar atentas al peligro.
Asimismo, continúa la bióloga, las palomas “se han adaptado muy bien a vivir en las ciudades”. Su hábitat original son los acantilados; no obstante, en el paisaje urbano, las cornisas de los edificios “les recuerdan a esas formaciones rocosas”. Es por ello que “las palomas suelen instalarse más en las ciudades que a lo mejor en las zonas más rurales o agrestes”.
A ello se suma las posibilidades que encuentran en las urbes para alimentarse, donde los deshechos forman parte de su menú principal con una carta amplia debido a la basura que se acumula en las ciudades, “otra cuestión a tratar”, apunta Más.
Factor humano
Todo ello vislumbra un desequilibrio causado principalmente por la actividad humana, al afectar a la presencia de depredadores, como las rapaces; además de prácticas como la colombofilia, que está arraigada en Canarias.
Se trata de técnicas y conocimientos relativos a la cría de palomas. Entre sus prácticas, destaca la liberación de ejemplares a cientos de kilómetros de distancia, desde otra isla o incluso desde mar abierto, para cronometrar cuál regresa más rápido al palomar. de las aves que se liberan, una proporción acaba estableciéndose en la naturaleza.
Efectos en otras especies
Es así que la población de palomas se ha descontrolado y a su vez “está ocupando un nicho que no le corresponde” hasta el punto de “interferir con otros animales”, indica Más. En el caso de Canarias, un ejemplo es el petrel de Bulwer, como analiza un estudio en el que han participado Airam Rodríguez, investigador en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), y miembros del Grupo de Ornitología e Historia Natural de las Islas Canarias (GOHNIC) y SEO/BirdLife.
Al desplazar a las aves marinas de su hábitat y ocupar sus nidos, están afectando en la reproducción de los petreles (7,3%), junto a la depredación de ratas (6,3%). Además de que las palomas podrían ser transmisoras de enfermedades para estas aves y sus excrementos podrían provocar cambios en la vegetación de la zona, según los expertos del estudio.
Palomares ecológicos
La plataforma Defensa Animal propone la instalación de palomares ecológicos, como ya se hace en otras regiones, como Valencia y Barcelona, para controlar la sobrepoblación de palomas.
“Son unos habitáculos donde las palomas se acostumbran a morar, en lugar de elegir edificios o algunos lugares donde puedan causar algún conflicto de convivencia. En caso de que haya superpoblación y convenga reducirla, se suministra piso anticonceptivo en ellos”, explica la bióloga.
Pienso esterilizante
Esta técnica se ha aplicado ya en Barcelona “con éxito”, resalta Más. “Ha habido reducciones importantes de las poblaciones urbanas y se espera que con los años sea todavía mayor porque a veces, cuando se implementan estos métodos, tenemos que esperar un tiempo para ver si son eficaces”.
Los datos de las actuaciones en Barcelona demuestran que sí. El suministro de millo con nicarbacina – un fármaco anticonceptivo que inhibe temporalmente la capacidad reproductora de las palomas al evitar la formación de la yema de los huevos – han contribuido a que la población de estas aves en tres años se haya reducido un 55,26%, según un estudio publicado en la revista científica Animals.
Un control ético
Se muestra así como un protocolo eficaz de control de la fertilidad de las palomas y, por tanto, capaz de reducir el número de aves en las colonias tratadas. Todo ello de manera ética, al no afectar a otras especies y responder al interés público sobre el bienestar animal sin optar por las primeras opciones que se suelen plantear en estos casos, “matarlos”, sentencia Más.
Asimismo, el estudio sobre el impacto de las palomas sobre los petreles, también propone como posibles actuaciones que se deberían realizar para mejorar la situación, hacer descartes de palomas o colocar cajas nido donde no piedad entrar, al ser de mayor tamaño que los petreles.
Para la bióloga de la plataforma Defensa Animal es una manera de crear espacios de convivencia, más allá de otras medidas a largo plazo como la reintroducción de depredadores, sobre todo en las áreas rurales, no tanto las urbanas, tratando de restablecer ese desequilibrio causado por el factor humano.
