Detectar y controlar el ciberacoso cada vez se complica más con el avance de la tecnología / AH
Detectar y controlar el ciberacoso cada vez se complica más con el avance de la tecnología / AH

El bullying en Canarias se vuelve más cruel con el ciberacoso y la IA de por medio

La Asociación Canaria No al Acoso Escolar apunta que, a pesar del aumento de concienciación social, la situación sigue siendo preocupante

ariadna

La situación del acoso escolar en Canarias sigue siendo "preocupante", según alerta Lorena Martín, presidenta de la Asociación Canaria No al Acoso Escolar (ACANAE). A pesar de los avances en la visibilización del problema y la mayor conciencia social, la realidad es que los casos no disminuyen, y, en muchos casos, se tornan cada vez más complejos, con episodios "más crueles" y difíciles de detectar.

Martín apunta que una de las razones principales que han conducido a esta situación es el mundo digital. El ciberacoso se está haciendo cada vez más vigente, sobre todo en las redes sociales, y el camino se complica con el avance de la tecnología, como se puede observar en el uso de la inteligencia artificial. 

También fuera del colegio

El acoso no termina en el aula o en el patio del colegio”, como podía ocurrir hace una o dos décadas, se extiende más allá gracias a las redes sociales. En la red, el acoso sucede de manera más “silenciosa y constante” y dificulta que haya un control o acompañamiento por parte de familias y docentes. 

Además, Martín advierte sobre nuevas formas de acoso con herramientas digitales: “Se están empezando a ver casos con imágenes manipuladas y con inteligencia artificial. Es algo nuevo para todos, y no estamos preparados. Hay muchas zonas grises aún”.

Detección precoz

El acoso tiene un gran impacto en la salud mental de niños y niñas, de ahí que se continúe haciendo hincapié en su abordaje.  Martín advierte que el acoso es una forma de maltrato, y como tal, puede dejar secuelas profundas en la víctima, incluso hasta la edad adulta: “En etapas tan importantes como la infancia y la adolescencia, donde se construye la identidad, el acoso distorsiona la visión que el menor tiene de sí mismo. Puede generar traumas que perduran hasta la adultez”.

La detección precoz es, para la presidenta de ACANAE, uno de los factores más importantes. Aunque reconoce que se ha avanzado mucho, especialmente en los últimos diez años, insiste en que el acoso rara vez ocurre a la vista del profesorado. “Los agresores saben cuándo y dónde actuar para no ser vistos”, apunta. Las señales de alerta más comunes son el aislamiento del alumno, cambios bruscos de humor o comportamiento, o una pérdida repentina de interés por actividades que antes disfrutaba.

Asimismo, en la atención a los casos de acoso entre menores, otro punto fundamental es la intervención con el agresor: “No se trata solo de atender a la víctima, sino también al agresor. Porque muchas veces ese niño o niña también necesita ayuda. Si no intervenimos, es muy probable que vuelva a hacerlo con otra persona”.

Medidas contra el acoso

Para poder ejercer una buena atención de los casos, los centros educativos juegan un papel crucial; no obstante, la implicación de los centros es variable. Mientras que unos están muy comprometidos y aplican protocolos con rapidez, “otros intentan silenciar los casos”. Así lo ha visto la propia Martín en sus sesiones terapéuticas con niños y niñas víctimas de acoso. 

La especialista lamenta que todavía haya centros donde se prioriza la reputación sobre la protección del alumnado. “No se trata de negar la existencia de acoso. Se trata de saber cómo actuar cuando ocurre. Que un centro me diga que nunca ha tenido un caso de acoso no me tranquiliza. Me tranquiliza que me digan que tienen un protocolo, que saben cómo intervenir, que han aprendido de experiencias pasadas”.

Es por ello que Martín reclama una mayor aplicación de los protocolos existentes del Gobierno de Canarias e implicar en las formaciones sobre el acoso escolar, no solo al profesorado, sino al todo el personal del centro, desde el comedor hasta limpieza, que pueden ayudar con la detección y “dar la voz de alarma”.

 Siente que una necesidad vital en todo el asunto es que los centros pierdan el miedo a pedir ayuda externa, activar los protocolos y fomentar la coordinación entre familias, centros educativos y especialistas que puedan asesorar a la atención de la infancia y la adolescencia en situación de acoso.