Pocas veces un destino logra conservar su esencia pese al creciente interés turístico. Mientras el mundo busca rincones para escapar del ruido y las aglomeraciones, hay lugares que resisten silenciosamente, sin estridencias, pero dejando una huella profunda en quien los visita.
Así lo ha contado recientemente una prestigiosa revista europea que ha puesto sus ojos en una isla canaria distinta al resto, definida por su calma, sus playas salvajes y la ausencia de coches.
La favorita en Francia
La revista francesa Biba Magazine ha descrito este enclave como “uno de los secretos mejor guardados del archipiélago”, destacando que aún se mantiene “virgen del turismo de masas”, una afirmación que también protagoniza su titular.
Este rincón casi desconocido para muchos es La Graciosa, la octava isla del archipiélago canario, un diminuto espacio de apenas 29 km² situado al norte de Lanzarote, que solo cuenta con unos 700 habitantes.
Desde el otro lado del estrecho brazo de mar que la separa de Lanzarote, se contempla con admiración, como si flotara en el tiempo. Sus playas de arena dorada, caminos de tierra y bicicletas en lugar de coches refuerzan esa sensación de mundo paralelo, apartado del estrés y el ritmo acelerado.
Sin coches ni ruido
En el artículo, los periodistas franceses insisten en que La Graciosa es el lugar ideal “para quienes buscan desconectar del ajetreo diario y sumergirse en la naturaleza salvaje e intacta”.
La ausencia de vehículos, salvo contadas excepciones, convierte a la isla en un destino perfecto para caminar o recorrer en bicicleta. Las casas blancas, el azul del cielo y el rumor del mar construyen un escenario minimalista y relajante.
“Aquí no hay coches, solo bicicletas, casas blancas y playas donde solo hay que cerrar los ojos para imaginarse en el fin del mundo”, han asegurado desde la redacción de Biba.
Verano todo el año
Otro de los aspectos que ha cautivado a la prensa gala es su clima. “En cuanto al clima, estamos malcriados: templado y soleado todo el año”, apuntan en el texto. Esto hace que cualquier momento sea bueno para viajar, con la posibilidad de bañarse en sus playas vírgenes casi cualquier día del año.
La isla es también un punto habitual de excursiones en barco y en bicicleta, con visitantes que buscan pasar el día entre dunas, mar y paisajes volcánicos. Pero a pesar de su belleza, el texto francés concluye con una advertencia sutil: “Un secreto bien guardado que nos gustaría compartir... pero no demasiado”.
